Muguruza nunca será Nadal

Hace un par de días me encontré en FITUR con una relevante persona del tenis español. En una conversación corta e informal surgió el nombre de Garbiñe Muguruza, de quien me dijo: “Muguruza nunca va a ser Nadal. Garbiñe es Garbiñe y Rafa es Rafa. No podemos esperar de ella esa regularidad en la cima, porque no la tiene ni creo que la vaya a tener. Pero nos va a dar muchos grandes momentos. Un día volverá a ganar un Grand Slam o a ponerse líder mundial, aunque luego llegará a otro torneo y perderá ante la ciento y pico del ranking”. Estas palabras fueron premonitorias porque, justo a la madrugada siguiente, la hispano-venezolana jugó y perdió ante la taipense Su-Wei Hsieh, de 32 años y número 88 de la WTA, en su segundo partido en el Abierto de Australia. Ya se veía venir, por cierto. Como escribimos en este mismo espacio, Garbiñe no llegaba en plenas facultades al primer Grand Slam del año, donde desembarcó con el balance de dos abandonos por problemas físicos en Brisbane y en Sydney. Muguruza sostiene que no ha habido errores en su pretemporada, pero parece obvio que tiene que analizar la situación con su equipo, porque algo ha fallado. En esa misma rueda de prensa, Garbiñe anticipó que la Copa Federación no entra en sus planes. No aclaró si se siente dolida porque la RFET no le consultó el relevo de Conchita Martínez, con quien ella trabajó en su conquista de Wimbledon. O simplemente se ha sumado a la tendencia de priorizar el circuito individual a la Selección. Una pena, en cualquier caso. Garbiñe es Garbiñe. Y habrá que acostumbrarse a sus altibajos.

“GARBIÑE ES GARBIÑE. Y HABRÁ QUE ACOSTUMBRARSE A SUS ALTIBAJOS”.