AS (Levante)

El mallorquín de oro

- DESDE LA TELE TOMÁS RONCERO

Un partidazo de fútbol con ocho goles y muchas alternativ­as. Y dos genios. Asensio, con dos golazos y una gran actuación, y el eterno Joaquín, grandioso mientras tuvo pulmones...

Golden Boy. Eso es Marco Asensio, un chico de oro.

Cuando este talento desatado tiene oportunida­des, sólo pueden pasar cosas buenas. Le das once minutos ante el

PSG y monta tal taco que el imperio del club parisino se tambalea con dos goles fabricados a partir de su bota izquierda. Y si le das la titularida­d (merci, Zizou) se convierte en el goleador del equipo con un doblete que le reivindica una vez más. Un futbolista de 22 años cuyo techo no lo conoce ni él mismo. Algunos le ven como un jugador de banda, pero cuando se mueve con libertad en la media punta es letal. Y ya no les digo cuando se mete en el área a rascar lo que le caiga. Sus dos goles fueron de ariete. Uno de cabeza, dándole la potencia suficiente para superar a Adán. El otro llegando de atrás y definiendo el gran pase de Carvajal con una sutileza sólo al alcance de los elegidos. No olviden que es ya el segundo goleador del equipo, con 10 dianas, sólo por detrás de los 26 de Cristiano. Y el 2-3 suponía el gol 6.000 del Madrid en la historia de la Liga. Se lo merece. A Asensio no hay que llenarle de elogios, no le hace falta. El chaval lo que necesita es sentir que su impresiona­nte calidad se correspond­e en el reparto de minutos. Yo le veo titular en París. A la contra puede amargar la noche a Dani Alves y compañía. Ha vuelto el Asensio de la pretempora­da. Que dure. Guadianas. Es lo malo del Madrid en modo Liga. Ya le pasó en el Ciutat de Levante y en numerosos segundos tiempos de este curso ciclotímic­o y difícil de descodific­ar. El Betis de Setién, que juega al fútbol con un descaro personific­ado en el eterno

Joaquín y los imberbes Fabián y Loren, firmó 20 minutos en los que los pupilos de Zidane ni la olían. Marcelo, para colmo de desdichas, se rompió, pero fue la banda derecha la que hizo aguas. Por allí sacó petróleo Joaquín, que por algo tiene un original perfil de Twitter llamado @joaquinart­e. Sus bananas causaron estragos. Así fueron llegando los goles de Mandi y

Junior. El 2-1 me llenó el móvil de mensajes de madridista­s irritados. No era para menos. Pero esta vez debió haber bronca de las gordas en el vestuario. Al regreso al campo, era otro equipo aunque llevasen las mismas camisetas (por cierto, eran las azulonas del gran triunfo ante el Barça en el Camp Nou en la

Supercopa de agosto). Presión elevada, todos metiendo la pierna, intensidad, actitud... ¡Fútbol! Por mucha calidad que tengas, no basta con estar, hay que parecerlo. Hasta Bale salió de su desesperan­te abulia con un par de latigazos. Adán evitó que uno de ellos acabase en gol. Pero el galés debe espabilar. No está para ser titular. Así de claro. CR432. Ese es el número de goles que lleva el portugués en los 424 partidos que ha jugado de blanco. Y ante el Betis no hizo doblete porque un linier levantó el banderín en un desmarque limpio y legal que le dejó solo ante el guardameta verdiblanc­o. Y Zizou le quitó los últimos minutos. No me extraña que pusiese mala cara. Yo no le cambiaría nunca, míster. Por fin sonrientes. Se van acumulando las buenas noticias y por fin el personal puede disfrutar con tres victorias consecutiv­as. Me traslada su optimismo mi amigo Manel, de la

Peña ‘A Marea Blanca’ de Cee (A Coruña), que ha estado muy malito. Pero por fin ve la luz a la vez que su Madrid empieza a levantar cabeza. Gente como él merece que toda la plantilla se esmere del minuto 1 al 90. Si puede ser, señores. En el Madrid no hay escondites...

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