LeBron también es el ‘Rey’ de la nueva era
James fue el MVP de un partido que estrenó formato con éxito
Tuvo que cambiar el formato para que volviéramos a ver un All Star Game de los de antaño, con las estrellas interesadas en jugar (y ganar) y unos últimos ataques eléctricos. Decidió LeBron James, MVP y encargado de dar ejemplo con su lenguaje corporal desde el salto inicial: el gran jugador de esta generación, absolutamente cómodo en su trono de Rey Sol, se aseguró de que el cambio fuera un éxito. Por primera vez el Este no se enfrentó al Oeste sino que dos capitanes eligieron a pies a sus compañeros: Team LeBron contra Team Stephen (Curry).
Ganó el de LeBron (148-145) en un partido mucho más formal que los de Toronto 2016 y Nueva Orleans 2017. De 369 y 374 puntos totales en aquellos a 293 en el radiante Staples Center de Los Ángeles: 81 menos que el año pasado. Tal era el interés porque hubiera interés que el público celebró las jugadas defensivas, las faltas de brazo fuerte y hasta una revisión en vídeo de los árbitros con la misma energía que los alley oops de campo a campo, los triples de todo el mundo (se lanzaron 123) y las penetraciones de videojuego. El partido que simboliza todo cuanto tiene la NBA de espectáculo necesitaba, por muy paradójico que suene, menos show y más sudor para redimirse. A veces hay que cambiar todo para que nada cambie.
Seguramente influyeron en el renovado ánimo de los jugadores la revolución del formato y el nuevo reparto de premios: 100.000 dólares por cabeza y 350.000 totales destinados a una causa benéfica para los ganadores, 25.000 y 150.000 para los derrotados. O quizá fue simplemente que en mayor o menor medida todos quisieron seguir el ejemplo de LeBron, el patrón de la NBA: el primer jugador que enlaza 14 All Star seguidos como titular y el máximo anotador (343 puntos por los 290 de Kobe Bryant) de la historia de un evento del que ya tiene tres MVP y en el que es el primero que suma dos con diez años de diferencia (2008-2018). Con Charlotte 2019 desde ahora en el horizonte, el All Star Weekend deja Los Ángeles con muy buen sabor de boca, revitalizado como cónclave de una NBA que vive seguramente el mejor momento de su historia y con un jugador histórico empeñado en que todo vaya bien. Este fue el primer All Star de una nueva era, pero esta sigue siendo la Liga de LeBron James.