AS (Levante)

Giménez “Con Messi, pausa, hay que esperar lo inesperado”

- JORGE GARCÍA

Sincero y apasionado en lo que hace. Emocional hasta el extremo y, sobre todo, uruguayo. El central siempre ha hecho gala de una madurez impropia a sus 23 años y no esconde cómo la ha adquirido. No le asusta nada, pero es consciente de la dificultad que encarará en el próximo duelo.

Arde LaLiga y es gracias a ustedes.

—Parecía muy difícil, pero ellos han perdido puntos y los hemos recortado. Sentimos que estamos bien, seguir la línea del paso a paso. Veremos.

—Ganar sería tremendo ya.

—Acortaríam­os más a la espera de cualquier tropiezo suyo.

—Muchos estarán pendientes del duelo de Giménez y Godín con Suárez. ¿Es tan ogro él como parece?

—-Lo mirarán mucho en casa. Somos uruguayos, todo el mundo entiende nuestro fútbol y saben lo que pueden esperar de un duelo como éste… Luis es el jugador que nunca te quieres encontrar dentro de la cancha. Fuera es una persona muy humilde, sencilla. Siempre hace grupo. No es como se le ve dentro, ese querer siempre pelear. Es su personalid­ad.

—Es muy difícil ver a un jugador uruguayo de pecho frío…

—No los hay. Somos de sangre caliente. Lo primero es la entrega. Desde chicos nos educan en eso, la lucha del día a día. Ya se ve en los picaditos de barrio. Muchos de esos partidillo­s, acaban mal… Con eso se lo digo todo.

—¿Con Messi hay que templarse o ser más agresivo?

—Hay algunos jugadores que con él prefieren esperar y otros ir al todo o nada. Yo considero que con él hay que tener una pausa más, porque tiene el regate del último momento con el que saca de encima a todos. Todos sabemos quién es el mejor jugador del mundo, es él. Por más que lo estudies o juegues 35 veces contra él, sabes lo que va a hacer y lo hace igual. Eso lo hace diferente y el mejor.

Con él sabes que tienes que esperar lo inesperado.

—¿Qué siente un central cuando ve a Griezmann perseguir a un rival?

—Orgullo. Eso demuestra el compromiso de todo el grupo. A Griezmann se le aplaudiría igual si se quedara arriba caminando, esperando la pelota para decidir. Pero va y corre. Eso demuestra lo que es él.

—Pero se ha echado de menos al Griezmann de ahora.

—Se cuestionab­a mucho fuera su mentalidad al principio, pero nosotros le conocemos. Sabemos lo que pensaba. Se hizo un eco de lo que podía llegar a pensar, pero no lo pensaba. Él no estaba feliz porque no hacía goles, pero estaba comprometi­do. Se quedaban con que no había marcado, pero trabajaba.

—¿El no reconocer ese trabajo ha sucedido con Koke?

—Con Koke decían que no estaba a su nivel y lo que pasaba era que no le encontrába­mos. El equipo no lo encontraba. Yo, como central, lo veía. No lo encontraba. No era que él no lo hacía bien. Pero cuando no encuentras a un jugador de esas caracterís­ticas. ¿Cómo agarra él la pelota? Para mí lo que ha cambiado es que ahora le estamos encontrand­o rápido, por eso hemos mejorado un montón y él se libera.

—Suárez, Messi, Dembélé, Coutinho… Muchas estrellas, pero Busquets los vertebra.

—-Sí. Todo el Barcelona es Clase A. Desde el portero. Es impresiona­nte ver cómo juega con los pies, nadie lo hace así. Busquets es su cerebro.

—Tener a Oblak detrás no está nada mal.

—Es el mejor del mundo. Es tranquilid­ad extra. Contra el Leganés le dije que hubo una pelota que vi salir y pensé: ya es gol. No me di la vuelta por eso. ¡Y él va y la saca! ¿Cómo? Eso dice que es de otro nivel.

—¿Éste es el mejor Giménez?

—Jugar lo deja a uno con más confianza. Con ritmo de fútbol. El equipo me lo transmite. Creo que crecí un montón.

—En 2016 jugaba todo. ¿Le dolió quedarse fuera en la final de Milán?

—Muchísimo. Le dije a mi mujer que el fútbol es hermoso, pero cuando pega, pega fuerte. Después estuve llorando varios días. Lloraba porque yo la esperaba. Pero no podía esperar otra cosa que estar ahí para ayudar al equipo. En algún momento volveré a tener esa oportunida­d.

—Con 23 años va a jugar su segundo Mundial. ¿Es consciente?

—Soy consciente ahora. Cuando jugué el primero no lo era. No me daba cuenta con sólo 19 años. Ahora sé lo que significa de verdad. Siento unas ansias tremendas.

Koke

“No estaba mal, el problema era que el equipo no le encontraba”

Griezmann

“Se le aplaudiría igual si no corriera, pero corre. Eso define”

A Suárez no te lo quieres encontrar. Los uruguayos somos así. Hasta los picaditos de barrio acaban mal”

“Me dolió muchísimo no jugar en la final de Milán. Lloré varios días. La esperaba”

—Montero, Lugano, Godín... Es usted el heredero de una marca registrada de centrales uruguayos. —Ojalá. Uruguay tiene una cultura de sacrificio desde niño que nunca se pierde. Estamos acostumbra­dos a venir del interior a la capital para jugar, vivir sin la familia… Todo eso se refleja.

—¿Lo refleja esa ocasión de Hinestroza, que evita tirándose con la cabeza a sus pies? —Me salió

(habla contemplan­do la fotografía).

Eso no me refleja a mí, refleja lo que es el uruguayo. Nos iban a hacer gol y me salió de dentro. Son nuestras ganas de competir.

—Viene de familia humilde. ¿Cuándo pasó a profesiona­l quién le puso los pies en el suelo? —Mi papá (se emociona). Es mi ídolo. Sin decirme nada, me lo decía todo. Eso siempre queda. Si no fuera por él no estaría aquí. Él salía a las 5 de la mañana de casa para trabajar y volvía por la tarde para llevarme. Me llamaba llorando para decirme que fuera a entrenar. Yo quería dejarlo con 16 años.

—Pero dio el salto. Joven llega a Europa. Alrededor siempre

revolotea gente. ¿Se intentan aprovechar? —Siempre. Para muchos eres un billete con piernas. Se te arriman. Hay que ver la realidad. Te ven como una mina de oro. Tú te tienes que preguntar quién viene de verdad y quién para sacarte.

—-Está teniendo minutos en este momento. ¿Seguirá en el Atlético? —El fútbol cambia mucho. Estoy contento, jugando. Pero un futbolista de 23 años que no juega… Sin decir que tengo que jugar. Pero si no juego, tendré que buscar oportunida­des.

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