AS (Levante)

Carolina Marín “La mujer ha pegado fuerte en el deporte. Estamos igualando...”

- PATRICIA CAZÓN

Sentimient­o

“En mi caso, me siento afortunada: en mi deporte no hay diferencia­s hombre-mujer”

No más

“No más violencia machista. No más discrimina­ción a la mujer por ser mujer”

Medidas

“En la maternidad, en lo laboral. Aún hay mucho por avanzar”

Referente

“Mi abuela. Tuvo cuatro hijos que sacó adelante limpiando casas”

Carolina Marín es una de las 22 mujeres que forman parte de la exposición ‘Sin piedad, mujeres contra la violencia de género’, de todos los ámbitos. Desde la política (Cifuentes, Carmena), a la música (India Martínez). El deporte es ella. Hoy confiesa a AS qué significa, en qué mujer se mira.

Katy Mikhailova, comisaria de la exposición ‘Sin piedad, mujeres contra la violencia de género’, llama “súper importante” tu participac­ión. Dice que representa unos valores en el deporte, de lucha, de humildad, cercanía, únicos. —Cuando a mí me propusiero­n participar me sentí muy halagada. Yo, al final, estoy tan metida en mis entrenamie­ntos, en mis competicio­nes, que no soy consciente de los valores que puede mostrar a chicos y chicas jóvenes. Por eso es un halago que pensaran en mí.

—En la foto se muestra dura, gesto serio... ¿Qué le pidió el fotógrafo Juan Carlos Vega? —Que mirase a la violencia de género, diciéndole qué siento. Con la foto me pidieron un lema. Elegí “No más”. No más porque estamos hartas de esa discrimina­ción que sigue habiendo hoy en día hacia la mujer. No más violencia machista, que no es no es sólo física, sino la discrimina­ción que tenemos las mujeres por ser mujeres. Ha habido un avance de hace años a hoy pero aún queda mucho recorrido.

—¿Usted se ha sentido discrimina­da por ser mujer?

—Yo, en mi caso, he de decir que me siento afortunada. En mi deporte, no hay diferencia alguna entre ser hombre o ser mujer. Por eso apoyo tanto. En mi caso no he sufrido esa discrimina­ción...

—Y eso le ha permitido convertirs­e en un referente...

—Efectivame­nte. Al principio era un poco raro porque mi deporte es muy minoritari­o y los medios no lo atendían todo lo que me hubiese gustado. Pero poco a poco una va logrando resultados y se va posicionan­do. La mujer, además, ha pegado muy fuerte en el deporte español y estamos igualando con los hombres.

—Basta mirar a los Juegos...

—Sí, en Londres comenzamos las mujeres a dar ese paso y en Río, como nos decían los hombres: “Si no hubiese sido por las mujeres no hubiéramos logrado tantas medallas”.

—Para usted qué supone el día de hoy, 8 de marzo. —Algo muy especial, sobre todo este año, con esta huelga de las mujeres para seguir avanzando en nuestro día a día. Y que no nos sintamos discrimina­das. En el trabajo, en el liderazgo, en general.

—¿Usted podrá hacer huelga?

—(Seria) No, por desgracia no. El domingo viajo para competir en el All Englad. Estoy en la última semana de preparació­n. No sabes cuánto me fastidia pero no puedo parar un día.

—¿Hay alguna medida social que pudiese tomarse para dar un viraje a la sociedad actual? —Quizá en la maternidad, en el tema laboral. Ahí todavía hay mucho que avanzar. Yo viajo mucho, conozco muchas culturas.

—¿Y hay muchas diferencia­s?

—En Suecia, por ejemplo, hay 480 días a repartir entre hombres y mujeres. Aquí en España quedan muchos avances.

—Nieto en las motos. Santana en el tenis. Usted en el bádminton. ¿Alguna vez ha pensado que usted es la primera mujer pionera en el deporte español? —Uf. Se me pone la piel de gallina (se emociona). Nunca lo había pensado, no. Siento ante eso orgullo y, a veces, quizá un poco de responsabi­lidad. Cuando empiezas a ganar en tu deporte, y lo empiezas a hacer ver.

—¿Cómo ha cambiado su vida desde aquel 31 de agosto de 2014 que ganó el Mundial? ¿Ya la conocen aquí por la calle como en Asia? —Sí (sonríe), ha cambiado mucho. Esta mañana (por ayer), te cuento una anécdota. Sacaba mis perros a pasear y, nada más abrir la puerta de mi casa, me viene un chico que estaba enfrente y me dice: “Oye, te pareces mucho a...”. Y no le dejé terminar. “No, no, es que soy yo”. Hay mucha gente que no sabe mi nombre pero me siento afortunada con que sepan lo que hago, mi deporte: “Mira esa es la chica del bádminton”.

—¿Se puede medir en número de licencias su repercusió­n?

—-Ha subido, sí. Sobre todo después de los Juegos.

—¿Una mujer referente?

—-Uf. Complicado. Se me pone la piel de gallina. Fíjate. De mí destaco ser luchadora, trabajador­a, y eso lo aprendí de mi mujer referente, de mi abuela.

—Su abuela, cuya foto le acompañaba en aquel primer Europeo que ganó en 2014... —-Sí.

—¿Por qué ella?

—-Mi abuela tuvo cuatro hijos, que sacó adelante como pudo, limpiando casas, tras separarse de mi abuelo. Y luego, cuando se hizo mayor, tuvo problemas de cadera y no podía levantarse de la cama, sólo en silla de ruedas. Ahí destaco a mi madre, cómo la cuidaba. Yo me enteré de su muerte en un torneo.

—-No ha podido vivir su éxito.

—Pero está. Siempre. Me crié con ella y... ¡cuando era niña me dejaba ganar al parchís! Yo ya era muy competitiv­a y, si no ganaba, me enfadaba. Así que alguna vez me dejaba. Era una mujer increíble.

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