Marcelino, a la conquista del Pizjuán

El 9 de mayo de 2004, con goles de Rubén Baraja y Vicente Rodríguez, el Valencia se proclamó por sexta vez campeón de Liga en el Sánchez Pizjuán; aquella noche histórica fue también la de la última victoria en la casa del Sevilla. Desde entonces, entre partidos de Liga y eliminatorias de Copa del Rey y Europa League, el Valencia ha pasado 17 veces por el feudo sevillista, siendo cuatro empates lo más digno que allí cosechó. Todo ello, potenciado hasta el infinito por el famoso gol de Mbia, hacen del Sevilla un rival al que de unos años a esta parte se le tiene ganas por Valencia. De hecho, el 4-0 de la primera vuelta, por la forma y el fondo, es uno de los triunfos que mejor han sentado este año.

En el Sánchez Pizjuán, últimamente, el Valencia no solo pierde -las más de las veces con polémica arbitral incluida-, sino que también se ha llegado a flagelar. Allí dirigieron sus últimos partidos en el banquillo ché Quique Sánchez Flores, Ernesto Valverde y Nuno Espíritu Santo. Allí el Sevilla ha sacado rendimiento a futbolistas que salieron por la puerta de atrás de Mestalla como Banega o Rami y, también allí, Unai Emery llevó a la afición sevillista a festejar los hitos que le faltaron para ser recordado por Valencia por algo más que ser tercero. Ahora, 18 años después, el Valencia, al menos, se está aprovechando de lo hecho por Marcelino en Sevilla, mejor dicho, de lo no hecho y de lo cual aprendió. Marcelino, entonces, se arrepintió de no limpiar el vestuario al llegar, algo que sí hizo por Valencia e verano y que tanto ha influido para bien. Eso y fichajes como el del ex sevillista Kondogbia.