Madrid... ¡Cuánto temblaste!

Uno pensaba haberlo visto todo tras el 3-0 del Roma. Pero no, el fútbol nos sorprende y por eso nos vuelve locos. La actuación legendaria de la Juve queda para los libros de historia. Corazón, cabeza y un gran plan táctico de Allegri, que volvió al 4-3-3 con Mandžukic y Matuidi, dos ausencias en la ida. El croata se jugaba su futuro y se lo ganó con un rabioso doblete, tras haber marcado un solo gol en 2018.

Parecía todo escrito: nunca, en su casa, el Real Madrid había sufrido tanto en la Copa de Europa, encontrándose con tres goles de desventaja. A los blancos se les veía perdidos, temblando, al borde del abismo. Ni le fue suficiente ver lo que pasó en el Olímpico de Roma un día antes para evitar que la avalancha bianconera le tumbase. Y Allegri estaba listo para la prórroga: tenía dos cambios todavía a su disposición y cada gol que los suyos hubiesen marcado, valía el doble. Tenía el plan perfecto para completar la remontada.

Aquel penalti lo arruinó todo para la Juventus: destrozar un partido tan perfecto con una pena máxima tan dudosa fue insoportable. Buffon lo sentía y, por eso, perdió los papeles con el árbitro. Lo más probable es que su carrera en la Champions se haya acabado con una tarjeta roja, como hizo su amigo Zizou en el Mundial de 2006 con Francia. Un epílogo triste para su brillante carrera, injusto. Más que ‘molto longos’, 90 minutos en el Santiago Bernabéu son interminables.