AS (Levante)

Zaza “Está claro que cuando elegí Valencia elegí bien”

- CONRADO VALLE LA ENTREVISTA

En diciembre de 2017 llegó un Valencia del que acaba de irse su compatriot­a Prandelli y que transitaba por el pozo de la clasificac­ión. Año y medio después, el italiano, un ídolo en Mestalla desde el primer día, reflexiona sobre lo vivido y de lo mucho que quiere aún vivir en el Valencia.

¿Cómo le explica a un amigo italiano que hace año y medio llegó a un Valencia que peleaba por alejarse del descenso y que ahora va tercero a 3 puntos del segundo?

—Le diría que estamos haciendo un año increíble. Pero nadie hubiera dicho en agosto que pelearíamo­s por las primeras posiciones. Nadie lo esperaba. Y le diría que la clave del éxito está en que somos compañeros y nos ayudamos todos.

—¿Lo considera casi un milagro como dice Marcelino?

—¿Un milagro…? Más o menos, pero para llegar hasta donde hemos llegado hemos trabajado mucho. Es el éxito del trabajo y de la unión que hay en el vestuario. Y gran parte de la culpa la tiene el entrenador.

—Ustedes nunca lo dijeron públicamen­te, pero, ¿el objetivo era la Champions?

—Lo importante, lo principal, y lo difícil a la vez, era mejorar mucho en relación al año pasado. Lo hemos hecho con matrícula. Ahora tenemos que atar matemática­mente y cuanto antes la Champions y luego ya pelearemos si podemos por ser segundos o terceros.

—¿Qué ha cambiado?

—El vestuario, el club, la afición… todos hemos cambiado de humor, de ilusión. Este es el sitio donde el Valencia tiene que estar.

—Y este es el Valencia por el que usted apostó, aunque hay que recordar que cuando llegó lo hizo a un equipo del que acababa de irse el entrenador (Cesare Prandelli), el director deportivo (García Pitarch) y que estaba en el pozo.

—Sí. Yo llegué en un momento difícil. Lo era para mí y diría que más difícil aún lo era para el Valencia. Tenía varios equipos, pero elegí el Valencia porque me gustaba el club, el equipo, la ciudad… Elegí bien, está claro (ríe). Yo solo puedo decir cosas buenas de Valencia. Dices que yo aposté por el Valencia, pero el Valencia también lo hizo por mí, porque yo estaba en un mal momento, no marcaba goles en la Premier… y aún así me llamaron. Desde el principio notaba que la gente me quería. No puedo decir nada, pero nada malo de Valencia. Lo he pasado bien desde el principio. Ahora es increíble. Incluso cuando no marco goles la gente me quiere.

—Es ídolo en Mestalla.

—Me siento muy querido. Creo que uno de los secretos, o uno de los motivos para que pase todo lo bueno que me está pasando, es que estoy bien con toda la gente. Los aficionado­s que van al campo, el del supermerca­do, con todo el mundo… Me siento feliz en Valencia. Soy feliz. Para mí el cariño de la gente es muy importante. La gente sabe que puedo fallar un gol, jugar un día mal, pero que lo voy a intentar siempre, que voy a tratar de dar el cien por cien. Y eso lo está haciendo todo el equipo, por eso la gente nos quiere y nos ayuda desde el principio. Desde el primer amistoso contra el Atalanta notamos ese calor.

—Dice que el secreto, más allá del aspecto táctico o técnico, es la unión.

—Sí. Sin duda. Al menos para mí. Y en eso también ha hecho un gran trabajo el entrenador. No es fácil que veintitant­os jugadores vayan todos de acuerdo. Él ha trabajado muy bien ese aspecto. Nosotros también, porque somos buenos chicos (ríe).

—¿No ha habido ‘piques’ entre los delanteros?

—Mira, yo quiero marcar siempre, jugar siempre… Imagino que Santi (Mina) y Rodrigo, Lucho (Vietto), todos. Pero eso no significa que después no podamos ser amigos. Para nada. Somos compañeros y amigos. Lo que queda en el fútbol es la amistad. Yo me alegro si Santi marca, él también se alegra si lo hago yo... o eso espero (ríe).

—Se decía el verano pasado que al Valencia le faltaba gol, otro delantero y, sin embargo ,Marcelino insistía en que con Rodrigo, Mina y usted el equipo tenía suficiente gol...

—Marcelino tenía razón (ríe). Mira, ningún delantero ha marcado 25 goles… pero entre los cuatro llevamos más de 40. Y son varios más los compañeros que han marcado. Lo importante es cómo funciona el colectivo y está funcionand­o muy bien. Es un equipo solidario y los goles no son cosa solo del delantero. Y te lo dice uno que quiere marcar siempre. Pero por encima de todo somos un equipo y sé que mis compañeros se dejan la piel por mí, como yo por ellos, marque quien marque.

—Sin embargo, se vuelve a decir que para el año que viene, con Champions, hace falta fichar otro delantero.

—Se dicen muchas cosas. Esto es fútbol. Todo el mundo puede hablar. Estas son cosas del club. Lo único que te puedo decir es que hemos jugado más o menos los mismos minutos y ahí están los datos, Rodri 15, Santi 12, yo 12… llevamos más de 40 goles entre los cuatro delanteros. Si el Valencia necesita otro delantero, bienvenido. A mí eso no me importa. Le ayudaremos.

—¿Y escucha que Zaza está en el mercado?

—Sí, escucho que lo dice la prensa. Me lo dice el panadero; también cuando paseo por la calle la gente me dice que no me vaya, y yo digo, ¿por qué tengo que irme? Si alguien quiere que me vaya, pues es otra cosa. Pero nadie me lo ha dicho. Yo estoy bien aquí, ¿por qué voy a querer irme? Juego, marco goles, podría marcar más, sí, pero me va bien, vamos a jugar Champions, estoy en un club grande, una ciudad preciosa, se come bien… Yo no quiero irme, ¿por qué?

—¿En qué ha mejorado?

—En los movimiento­s y aún tengo que mejorar muchas cosas. Cambié mi juego por lo que quería el míster. Marcelino quería que me asociara más con los compañeros. También he mejorado, y creo que mucho, en mi relación con los árbitros, en mi comportami­ento en el campo, tengo muchas menos tarjetas. He conseguido que los árbitros me conozcan, y estoy más tranquilo.

—¿Zaza es un chico rebelde?

—Yo no soy rebelde. Otra cosa es que alguna vez me enfade. Es normal. Soy una persona instintiva. Pero yo soy tranquilo. Si tu estás tranquilo conmigo, yo lo estoy contigo. Me puedo equivocar, como todos. Pero he mejorado también en eso. Por ejemplo, cometí un error el partido del Levante. Lo sé. Me puse nervioso e hice cosas que no debo. Lo corregí. Me di cuenta que no es bueno para el equipo y tampoco para mí, porque me quita concentrac­ión.

—Hablemos del Barcelona, ¿le sorprendió la Roma?

—Jugó muy bien y mereció pasar. Jugó con mucha rabia. Veías la cara de los futbolista­s de la Roma y se les veía carácter, fuerza. Yo tuve a Di Francesco de entrenador dos años en el Sassuolo y sabía que iba a preparar muy bien el partido, es de carácter. Ganó 3-0 contra el mejor equipo del mundo.

—¿Es mejor o peor pillar a un Barcelona herido?

—El Barcelona es el Barcelona, y aunque haya perdido este partido, nos costará mucho. Tenemos que ir con humildad y pelear con todo. Vamos con la cabeza libre y queremos disfrutar. No es fácil disfrutar en el Camp Nou, pero lo intentarem­os. Cuanto antes cerremos la Champions, mejor. Ganar al Barcelona en su campo es muy difícil, pero no imposible.

—Como italiano, principalm­ente tras quedarse la selección fuera del Mundial, y más allá de rivalidade­s internas, ¿necesitaba el fútbol de su país una machada como la de la Roma?

—Sí, la verdad es que sí. El fútbol italiano necesitaba que se metiera un equipo como la Roma en semifinale­s. Ha estado la Juve, pero faltaba la presencia de otros y aunque cada uno sea de un equipo, creo que cualquier italiano se alegró.

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