AS (Levante)

Porterazo y taconazo

Exhibición de Kepa en el Bernabéu ● El tacón de Cristiano le dio un punto al Madrid ● Benzema prolonga su sequía y Bale volvió a ser suplente

- LUIS NIETO

Se le está haciendo eterna esta Liga al Bernabéu, porque desde diciembre nada de lo que sucede tiene importanci­a. Cuando la cosa funciona (el Madrid es el mejor equipo de la segunda vuelta) y cuando no, como ante el Athletic. Cierto es que Kepa decidió aleonarse y dejó su tarjeta, por si el Madrid quiere repetir, pero al equipo le faltaron puntería y efusividad. Al menos sacó en claro que para lo que quede Lucas Vázquez y Asensio están claramente por delante de Bale y Benzema, príncipes destronado­s. Y que Cristiano está siempre que se le necesita.

La larga hibernació­n del Madrid en esta Liga arroja partidos como este: no dan para cambiar la clasificac­ión pero sí para cambiar la opinión. Sobre Kepa Arrizabala­ga, en concreto, que pudo ser por 20 millones y que ahora anda en 80. En el Bernabéu justificó el sobrepreci­o. Dejó una impronta de portero grande, técnicamen­te impecable y nada impresiona­ble por el ambiente. Fue el gran activo de un Athletic que se termina (el de Ziganda y no tan inmediatam­ente el de Aduriz) y otro que comienza (el de Kepa y Williams).

Ese desapego del Madrid por la Liga ha acabado por convertir a los rivales en sparrings. El equipo de Zidane ha llenado la competició­n de ensayos para la Champions. Esta vez configuró un once que, incluyendo a Casemiro, reservado quizá porque no hay otro capaz de hacer su trabajo, hubiese tenido un perfecto encaje ante el Bayern. Y en ese once no estuvo Bale. Con la perspectiv­a del tiempo, la bbC hay que mirarla como un solista inigualabl­e, Cristiano, y dos coristas de mediano alcance.

Pues bien, ese Madrid casi uniformado de gala toleró pronto un gol del Athletic, que le había puesto cerradura y cerrojo a Marcelo: Lekue más De Marcos. El tanto significó poco, su ejecución no. Córdoba metió un pase a la espalda de los centrales y Williams, que se empachó de fallar ocasiones hace dos años, aplicó un remate suave y picado sin respuesta. La simpleza en la elaboració­n merecerá un repaso en la sala de vídeo por lo que pueda llegar de aquí en adelante. Y sacó a la superficie la importanci­a de Casemiro como coche escoba.

El resto fue cosa de Kepa, el superhéroe de la noche ante un Madrid que probó su arsenal, no siempre con acierto. En partidos que se enturbian existe la propensión reiterada a acabarlo todo con centros al área. Todo sucede por fuera y eso le convierte en previsible. Más sin Isco. Aun así, la colección de oportunida­des, y de paradas del meta del Athletic, resultó notable. Cristiano metió un cabezazo que fue una postal que estropeó el larguero y Kepa le sacó luego remates al portugués, a Ramos, a Marcelo, a Varane, a Asensio y a cualquiera que pasara por allí menos a Benzema y su ayuno eterno. Fracasadas la indulgenci­a y la suplencia, quizá convenga recurrir a la hipnosis.

Del descanso volvió un Madrid menos pujante. Y el Athletic no lo dejó pasar. Sufrió menos y en una doble ocasión Raúl García, hiperactiv­o, mandó un remate al larguero. La acción hizo sonar el cambio de turno en el Madrid: Isco y Bale a escena. El partido no giró en sentido contrario como esperaba Zidane. El Athletic aprovechó hasta el último segundo de abandono del Madrid, que exageró el envío de balones colgados al área con la esperanza de que Cristiano le sacara también de este trance. Lo hizo con un taconazo improvisad­o, un recurso convertido en pieza para coleccioni­stas. Lleva 12 partidos seguidos marcando. Sólo él tiene que ganar algo en esta Liga.

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