AS (Levante)

Distinto punto de vista

El empate es tristeza en Vigo y felicidad en Valencia

- CLEMENTE GARRIDO

Partido loco y entretenid­o en Vigo. Los célticos apenas tardaron cinco minutos en poner cerco a Neto. Fue en un centro de Sisto que Wass cabeceó fuera. Después llegó el festival de Undiano. Primero se comió un claro penalti de Lato sobre Wass y acto seguido obvió una mano de Sergi Gómez dentro de su propia área. El paso de los minutos asentó a los ches, que gozaron de dos buenas ocasiones mediada la primera mitad, pero Andreas y Guedes no estuvieron acertados ante Sergio. En el tramo final del primer acto llegó un nuevo arreón celeste. Wass y Sisto probaron fortuna desde lejos. Le faltaron centímetro­s a ambos para acercarse a la red.

La segunda parte comenzó con el Valencia completame­nte lanzado al ataque, obligando a Sergio a sacar su capa de héroe. El gato de Catoira desvió un disparo de Soler y otro de Guedes en los primeros cinco minutos. Sólo fue el telón a una gran actuación. Rodrigo, desapareci­do durante todo el encuentro, también lo intentó con un tiro desviado. Pero tanto fue el cántaro a la fuente que se acabó rompiendo. Lo hizo Santi Mina, aprovechan­do un genial pase de Guedes. El delantero formado en A Madroa no lo

Undiano No señaló dos claros penaltis en el primer acto, uno por bando

celebró e incluso pidió perdón. Pero Balaídos no le perdona su marcha. Le pitó de principio a fin, con gritos de pesetero. Realmente incomprens­ible.

El tanto del Valencia agitó al Celta, que logró empatar en una jugada a balón parado. Sisto, que había perdido el balón en la acción del tanto valenciani­sta, provocó una falta. Wass fue el lanzador, con un centro preciso, y Maxi ejecutó de cabeza. A partir de ahí, el Celta fue a pecho descubiert­o. Era la última bala por Europa y sólo valía ganar. Bien lo sabía Unzué, que realizó cambios muy ofensivos. Brais tuvo una buena ocasión, pero erró en el disparo y Neto atrapó el esférico sin problemas.

Correcalle­s. Con el Celta volcado sobre el área che, el Valencia tuvo mil espacios para explotar sus contragolp­es. Y así gozó de las ocasiones más claras en los últimos minutos. Pero ahí estaba Sergio, el superhéroe del pueblo. El guardameta salvó milagrosam­ente un cabezazo de Vezo (Tucu salvó después en línea de gol el remate de Kondogbia tras su parada) y un mano a mano con Ferrán, rescatando así un punto insuficien­te para las aspiracion­es del Celta. El Valencia aún no está en Champions matemática­mente, pero ya es un mero trámite.

 ??  ?? PROVIDENCI­AL. Sergio ofreció una exhibición de reflejos la portería celeste con varias intervenci­ones milagrosas que salvaron el empate.
PROVIDENCI­AL. Sergio ofreció una exhibición de reflejos la portería celeste con varias intervenci­ones milagrosas que salvaron el empate.
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