Nadal, ante Shapovalov tras su mejor arranque
Sólo cedió un juego a Dzumhur y se mide al peligroso joven
Rafa Nadal borró de un plumazo su tropiezo de Madrid. Como si la derrota ante Dominic Thiem en cuartos no hubiera existido, como si sólo se tratara de una desagradable pesadilla en medio de un dulce sueño, salió al Foro Itálico de Roma con el mismo ritmo arrollador que le había llevado a encadenar 50 sets seguidos en tierra y liquidó en una hora justa a Damir Dzumhur: 6-1 y 6-0.
Fue su mejor arranque en Roma. En 2005 (6-0 y 6-2 a Youzhny) y 2015 (6-2 y 6-0 a Ilhan) había cedido dos juegos. Sólo uno con el bosnio (31º de la ATP), que todavía tuvo que neutralizar una bola de break en el único que se anotó. “Era importante volver fuerte tras una derrota, y es lo que hice. Con la intensidad correcta, no fallé mucho”, analizó. Hoy (16:00) se medirá a un jugador en ebullición, Denis Shapovalov. El canadiense nacido en Tel Aviv, de 19 años, viene de hacer semifinal en Madrid y eliminó a Robin Haase por 7-6 (3), 6-7 (5) y 6-3. Sabe lo que es ganar a Nadal, la única vez que se han enfrentado, el año pasado en Canadá.
Nadal, que de ganar por octava vez el título del Masters 1.000 de Roma retornará al número uno, fue una apisonadora que encadenó cinco juegos de inicio para cerrar la primera manga por 6-1 en menos de media hora. Cedió cuatro puntos con su primer servicio y dos con el segundo. Seguro y letal también con un revés cruzado que ha pulido este año.
En un día oscuro, con los mármoles del casi centenario Foro Itálico de testigos, el campeón de 16 grandes no hizo ninguna concesión a la galería. La segunda manga fue exprés. En todo el partido, sólo cometió nueve errores no forzados por 17 golpes ganadores. Antes, Dominic Thiem, señalado como su sucesor y que fuera su verdugo en Madrid, había caído por 6-4, 1-6 y 6-3 frente al volcánico Fabio Fognini. Parecían destinados a verse las caras otra vez en cuartos. También naufragó Grigor Dimitrov (posible semifinal) contra Kei Nishikori por 7-6 (4), 5-7 y 6-4. La tierra les pesa a todos. Habrá que ver si también al imberbe Shapovalov.