De Madrid a Europa

Nací a finales de los 70, al mismo tiempo que estrenábamos Democracia. Mi generación creció soñando con el verde de Anfield; la gloria del Olímpico de Múnich; las espartanas batallas siempre perdidas de los coliseos italianos y las camisetas del Mundial 82. En aquel tiempo los héroes vestían casacas lejanas; las lecciones deportivas eran ‘made in Europe’ y el hechizo de cuartos había minado nuestra autoestima. Hoy la historia del deporte europeo se escribe desde la Comunidad de Madrid. Y lo hace con acento portugués, francés, galés, esloveno, croata, brasileño… pero también andaluz, gallego, catalán…

El Madrid deportivo es el Madrid universal, el que nunca cierra una puerta sin abrir una ventana. El que en la derrota nunca pierde la esperanza. Es el Madrid que nos dejó ‘el Buitre’y su Quinta de soñadores; el Madrid castizo y entregado del Sabio de Hortaleza; el Madrid cumplidor de Leganés y Getafe; el Rayo de sol a la sombra de los gigantes… Sí, es el Madrid de la tercera Europa League colchonera; el de la Decimotercera Champions del Rey de Europa y la Décima de las leyendas de Laso. Es el Madrid torrejonero, el del idilio frenético del Movistar Inter con la Champions.

Pero también el Madrid del Ilunion de baloncesto sobre ruedas, tricampeón europeo. Y el de nuestras pioneras: las chicas del Futsi Navalcarnero y su doble corona continental; el del Atlético féminas que daba un golpe al tablero del Wanda coreado por 22.000 gargantas… Ese es también el Madrid del orgullo y el de la humildad. El del trabajo y el esfuerzo. El del respeto. El de la solidaridad. El de la lucha y la pasión. Ese es mi Madrid, nuestro Madrid.