AS (Levante)

Juan Ramón Lucas “Simeone va a estar en el Atleti menos tiempo del que a mí me gustaría”

- G. POSE / A. MÉRIDA

Al atlético Juan Ramón Lucas su hijo le ha salido rana. O sea, del Madrid. Pero el buen padre no perdió el tino y celebró junto a su vástago el triunfo blanco en la Champions. La fantasía de un Atleti campeón de la gran corona sacude su espíritu.

¿Alguna vez su hijo le hizo la gran pregunta: papá, por qué somos del Atleti?

—Pues no, porque mi hijo ¡es del Real Madrid! En fin, nadie es perfecto. El caso es que mi padre es del Madrid, mi hermano, también y la madre del niño es muy madridista; parecía que mi hijo estaba destinado a sentir a ese equipo. Intenté encauzar el asunto desde que era pequeñito pero no lo conseguí.

—¿Y su hijo le llegó a preguntar: Papá, por qué eres del Atleti?

—Sí, bastantes veces, lo hacía como desesperad­o, tapándose la cara con las manos, con cariño, ¡pero papá, ¿por qué eres del Atleti?! Y yo le decía que era muy difícil de explicar, que era un sentimient­o y todo eso. Y que, segurament­e, nunca lo llegaría a entender. En fin.

—¿Entonces se alegró de la victoria del Real Madrid en la final de la Champions?

—Sí, me alegré porque mi hijo estaba muy contento. Aunque espero que después de ese partido al portero del Liverpool le vaya bien en la vida.

—¿Qué le falta al Atlético para ser campeón de Europa?

—Jugar la final de Champions el próximo año en el Metropolit­ano, que es lo que va a ocurrir. El Atleti tiene uno de los mejores entrenador­es del mundo, tiene motivación y mucha energía, y muy buenos jugadores, como Griezmann.

—¿Qué recuerdos guarda de las finales de Champions del Atleti perdidas ante el Madrid?

—Uff, a ver, la de Lisboa, la vicon mi hijo, la del gol de Ramos en el minuto 93. Sentí que era nuestra gran final. Durante todo el partido el Atleti fue superior. También lo estaba pasando regular porque mi hijo estaba sufriendo mucho y yo le intentaba consolar y dar ánimos. Y cuando llegó ese fatídico minuto el chico se vino arriba y no recuerdo que fuera tan piadoso conmigo.

—En caso de que siga en Madrid, ¿no empieza a ser ya cansino este asunto de si Griezmann se va o se queda?

—Un poco cansino si empieza a ser. Yo apuesto a que se queda en el Atleti.

—Zidane se ha ido del Madrid estando en lo más alto, ¿qué le pareció la decisión?

—Sorprenden­te, aunque, hasta donde sé, tiene sus razones, teniendo en cuenta el vestuario tan ingobernab­le que deja. Es que ser entrenador del Real Madrid debe ser lo más importante que hay en el mundo, después de ser entrenador del Atleti (ríe), claro. Por eso, esa decisión de Zidane es chocante.

—¿Qué entrenador cree que vendrá al Madrid?

—No sé, ¿se habla de Guti, no? Bueno, según mi hijo, que tiene 16 años y de esto sabe mucho, el entrenador ideal del Madrid es Klopp, así que le haremos caso, está a punto de entrar en la Universida­d y quiere ser periodista deportivo. A ver qué pasa.

—¿Y a Simeone cuánto tiempo cree que le queda en el Atlético?

—Me temo que Simeone va estar menos tiempo de lo que a mí me gustaría. Una o dos temporadas más como mucho.

—¿Si fuera entrenador de fútbol qué método aplicaría?

—Seguiría la estela del Cholo: motivación, motivación, motivación. E Implicació­n en el equipo. Motivación y tener sentimient­o de equipo han sido claves para que el Atleti haya llegado donde está.

—¿Jugó al fútbol?

—Sí, pero muy mal, siempre me ponían de portero.

—A las puertas del Mundial de Rusia, ¿por quién apuesta?

—Hombre me gustaría que ganara España y creo, de verdad, que tiene posibilida­des de ganar este Mundial.

—Entre tanto pelotero ¿Cuál cree que va a ser el papel de Diego Costa en este campeonato?

—Mucho mejor del que mucha gente piensa. Es un tipo que sigue creciendo y puede ser determinan­te.

—¿En qué le ha cambiado la vida su acción en la Fundación Sandra Ibarra contra el cáncer?

—Mucho, Sandra, mi actual esposa, es una persona de un enorme tirón, tiene mucha personalid­ad y mucho arrojo, a pesar de que es muy serena y nunca levanta la voz, a veces yo mismo tengo problemas para escucharla. Ha tirado de otras personas, y d e mí también, para embarcarno­s en un compromiso solidario que, al final, te cambia la vida porque te hace ver las cosas de otra forma. Sobre todo la fuerza para creer en uno mismo, que es muy importante para vencer trances como el del cáncer.

—En su libro: “La maldición de la Casa Grande”retrata el terrible mundo de los mineros y el caciquismo en una época, finales el siglo XIX, bastante convulsa. Existen pocas vidas tan duras como las de los mineros, no?

—Sí, conozco pocos oficios más duros, incluso en este tiempo. El libro se lo dedico, entre otros, a quienes sufren explotació­n por los poderosos y, particular­mente, a los mineros. Y lo más terrible de la mina es que ni siquiera las innovacion­es tecnológic­as y los enormes avances en seguridad en el trabajo han influido para que este oficio deje de ser tan duro e insalubre.

—¿Qué ha descubiert­o del oficio de escritor tras terminar la novela?

—He tenido varias sensacione­s. Cuando repasaba los textos me sorprendía a mí mismo porque no me reconocía en lo que iba leyendo. ¿Yo he escrito esto? –me preguntaba. ¿Y este personaje me ha dicho esto otro? Era increíble y me daba cuenta de que esos personajes iban a su aire, habían cobrado vida propia.

—¿Sus orígenes asturianos le han influido a la hora de

Real Madrid

“Me alegré de su triunfo en la Champions por mi hijo Juan, que es madridista”

Griezmann

“Su caso es cansino pero apuesto a que se queda”

Barcelona

“Ha perdido parte de su grandeza por su implicació­n con el independen­tismo”

penetrar a fondo en este mundo de las minas?

—Es posible, pero son territorio­s muy distintos. Para empezar, la minería asturiana es del carbón, y la que reflejo en este libro son las minas de La Unión, en la zona de Cartagena, que son de plomo y plata. Estos minerales brillaban más, y la mejor plata del mundo se producía en este lugar y el responsabl­e de ello era Miguel Zapata, el personaje real que protagoniz­a la historia. Esta zona de La Unión llegó a ser El Dorado, sólo para algunos claro, que se enriquecie­ron a base de bien.

—La próxima temporada cambia de ritmo en la radio, pasa de la mañana a dirigir ‘La brújula de Onda Cero’, el programa nocturno, ¿está contento?

—Es una buena franja horaria. Llevo diez años levantándo­me entre las 3 y las 4 de la madrugada, por unos motivos u otros, y ese horario te condiciona el resto del día. Después de comer estás baldado y no puedes hacer nada. Ahora tendré más tiempo libre y lo aprovechar­é mejor. Quiero seguir escribiend­o porque le he cogido el gusto. Es muy duro pero divertido.

—Se ha criado en Asturias, ¿aparte de los del Atleti, qué colores siente más los del Oviedo o los del Sporting?

—En mi familia somos del Oviedo, y eso que el Sporting viste de rojiblanco. Echo a ambos equipos de menos en Primera.

—¿Se acuerda de aquel partido en el Carlos Tartiere en que el Atlético bajó a Segunda tras fallar Hasselbain­k un penalti?

—¡Vaya tarde! Pero en ese partido de triste recuerdo iba con el Atlético.

—Esta temporada ha supuesto el fin de viaje en España de dos jugadores muy queridos como Torres, en el Atleti, e Iniesta, en el Barça, ¿qué le pareció las despedidas que tuvieron?

—Estuvieron muy bien, a la altura de esos dos grandes jugadores. En el caso de Iniesta me sorprendió más porque creo que el Barça ha perdido mucha de su grandeza por su grave implicació­n con el independen­tismo. El Barça no es un club local y no se pueden echar por tierra las emociones de tanta gente en todo el mundo. Por eso, la despedida de un tío como Iniesta, que no es catalán, que no se ha metido nunca en líos, que juega con orgullo en la Selección española y que es una de esas personas que desprecian los independen­tistas, me sorprendió mucho y me alegró. Eso le honró al Barça, aunque creo que esos comportami­entos tienen más que ver con la esencia noble del fútbol que con otra cosa. Y lo de Torres es más normal.

—¿Cree que Torres no ha sido tratado como se merecía por el Cholo Simeone?

—No lo sé. Yo creo que Simeone es un tipo muy serio y no es sectario. Podría parecer alguna vez que maltrata a alguien, pero, si así fuera, siempre lo haría por el bien del equipo.

—Después de todo este tiempo en el Atleti: ganar una Liga, dos Europa League y jugar dos finales de la Champions, ¿qué busca el Cholo en este equipo?

—Habría que preguntárs­elo a él, pero a mí me da más miedo que se sienta decepciona­do por perder esas dos finales y decida irse que el hecho de que venga alguien y le ponga una pasta sobre la mesa que no pueda rechazar. Pero no creo que el dinero influya en su decisión de irse del Atleti, ya gana bastante aquí. Además, lo bueno que tiene un tío como el Cholo es que es un gran atletista, y eso es muy importante.

—¿Sigue los acalorados debates futbolísti­cos de algunos programas de la televisión?

—No mucho, pero entiendo que forma parte del espectácul­o. En esos platós cada uno forja su personaje y lo lleva hasta las máximas consecuenc­ias. Conviene que haya héroes y villanos. Quien participa en esos programas sabe a lo que va y lo que se espera de ellos. Como espectácul­o lo entiendo. Si quiero informarme, acudo a otros sitios. La tele es eso, espectácul­o. Han adoptado fórmulas de la radio que en la televisión funcionan mejor.

—¿Se atreverá a escribir una novela sobre fútbol?

—No creo, nunca escribiría sobre el presente ni sobre mi experienci­a personal. Prefiero escribir sobre mundos imaginario­s, una mujer pirata, un personaje histórico del pasado, o sobre el futuro, pero no sobre el presente que vivimos, creo que ya tenemos bastante con ser testigos directos.

—¿Qué alucinacio­nes o fantasías futbolísti­cas le sacuden?

—¡Un triplete del Atleti! Campeón de Liga, Copa y Champions.

—¿Tiene los 15 puntos? (del carné de conducir)

—(Ríe) Hacía mucho que no me preguntaba­n por eso. Creo que sí los tengo, pero no lo sé. Espero no volverme a quedar sin ellos porque tuve un descuido hace varios años y fue un rollo.

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