AS (Levante)

Pena máxima para Colombia

Mina llevó el partido a la prórroga en el 93’ ● En los penaltis se clasificó Inglaterra para cuartos ● Los pross ganan su primer partido de cruces en 12 años

- GUILLEM BALAGUÉ

El Mundial más dramático de la historia nos regaló otra noche memorable por lo bueno (gol a última hora), lo malo (la crueldad de la tanda de penaltis) y lo feo (el partido más bronco del torneo). Inglaterra había ganado solo una tanda de las siete que había disputado. En la Eurocopa 96, el selecciona­dor Southgate erró uno y los suyos quedaron fuera de la final. Pero el fútbol te da lo que te quita, aunque tarde a veces 22 años. Ayer Inglaterra ganó su primer partido de cruces en doce años y lo hizo desde el punto fatídico.

Fue un partido que tocó disputar tanto con la cabeza como con el balón. En un inicio, Inglaterra fue dominando a partir de faltas y saques de esquina bien lanzados. No hay ningún otra selección que de tanto miedo a balón parado. El temor era por estadístic­as pero también por la reacción de los cafeteros que defendían como si no hubiera VAR. Ya me entienden. En un córner, se cometió el tercer penalti no pitado a Kane y Mark Geiger fue avisando a los colombiano­s y tomando nota.

Si Quintero no sacaba un latigazo de algún lado, Colombia no encontraba la manera de abrirse paso. Inglaterra mostró gestos de selección madura: se dejó dominar, estuvo organizada y se soltaba, sin locuras, en ataque. Se le pide juego a Dele Alli y a Lingard pero son delanteros, les faltaba paciencia. Así que surgieron otros: poco a poco Kane se fue apoderando de espacio y liderazgo, enseñando el camino. Aguantaba el balón, lo descargaba, abría a la banda, defendía, provocaba faltas. Estuvo inmenso.

Igual fue la insultante portada del

Sun o la frustració­n de los colombiano­s que no podían responder con juego a la pasión que les venía de la grada. El caso es que el partido se fue calentando a partir de una jugada clave. Doble cabezazo de Barrios a Henderson que intentó ayudar al árbitro cayéndose al suelo. Era roja, pero el desbordado Geiger le sacó amarilla.

En la segunda mitad más de lo mismo. Ninguna acción de peligro colombiana, balón parado inglés. En un córner, agarraron a Kane y penalti. Los colombiano­s, que jugaron sobre el césped y en la sala del VAR, buscando el conflicto y la presión al árbitro, habían agotado la paciencia de Geiger. Kane marcó su tercer penalti del Mundial. Entre bronca y bronca, los cafeteros fueron echando atrás a Inglaterra que se sintió cómoda. Casi al final un tiro a la segunda gradería de Cuadrado y un paradón de Pickford a tiro lejano de Uribe pareció haber cubierto el cupo de ocasiones, pero el consiguien­te saque de esquina produjo otro momento dramático en este Mundial, quizá el más entretenid­o de la historia. Lo marcó un cojo Yerry Mina.

En la prórroga, Colombia se fue creciendo y los ingleses perdieron el control aunque tuvieron tres buenas ocasiones. Y llegó la tanda. Y surgieron, para siempre, los héroes (Pickford) y los villanos, Uribe y Bacca, que aunque lo intenten en sueños, no podrán tirar el reloj atrás.

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