Los ‘selfies’ de Luis Enrique
El nuevo seleccionador acudió al Bernabéu, donde antes le eran “gratificantes” los pitos “Un recibimiento fantástico”, dijo ayer
Luis Enrique fue coherente a su primera lista con seleccionador, con mayoría de madridistas (seis). Así que el asturiano se dejó ver por Chamartín por primera vez desde que sostiene la batuta de La Roja. Un lugar, el Bernabéu, beligerante con él durante su etapa como futbolista y entrenador del Barcelona... y a la inversa.
Cuando entrenaba al Celta se le ocurrió confesar que era “gratificante” sentirse pitado en el Bernabéu, y años antes habló de “orgasmo futbolístico” tras el 2-6 culé en Concha Espina en 2009. El Bernabéu no le guarda, por lo visto ayer, rencor. Luis Enrique se hizo incluso selfies en la grada con algunos aficionados que se lo pidieron...
No obstante, el nuevo seleccionador apareció cauteloso por Concha Espina. Pidió entrar con el coche directamente hasta el estadio en lugar de hacerlo a pie. Presumiblemente para tantear el ambiente. “El recibimiento ha sido fantástico”, reconoció sin embargo el propio Luis Enrique, al descanso, en el micrófono de Mónica Marchante. “Bien ubicado, buena visión, todo perfecto...”.
Luis Enrique también pudo tachar de la casilla de cosas por hacer el empezar a codearse por el palco del Bernabéu. “¿Los palcos? Ahora los frecuentaré porque tengo este rol, pero no tengo problemas”.
Libreta. Con la curiosidad de tener a los dos últimos seleccionadores españoles en el mismo recinto, uno arriba y otro a ras de césped, Lopetegui le puso cinco (Ramos, Carvajal, Asensio, Isco y Ceballos) de los seis madridistas (sólo faltó Nacho) que irán a jugar contra Inglaterra y Croacia en este parón internacional. Luis Enrique pudo tomar nota en su libreta del papel de lanzador de penaltis del Ramos (tres) y el de Asensio provocándolos (esos tres, precisamente), las roulettes de Isco en el área, los detalles toreros de Ceballos, la verticalidad incansable de Carvajal...
Luis Enrique, tal como llegó, se fue. Esperará a mañana para tratar a los madridistas y al resto. Ya confesó en la conferencia de Prensa del pasado viernes que no ha hablado aún con su nuevo capitán. “No lo he hecho aún con nadie, es mi estilo”, dijo. Ayer, hermético de nuevo. “En el primer mensaje les diré lo típico, que empecemos a conocernos y a hablar de las cosas importantes del fútbol”. Antes de eso llegaron las paces con el Bernabéu, un lugar donde su presencia, antaño hostil, va a ser ahora más que habitual.