La divina sorpresa de cada partido

Desde que el Madrid fichó a Thibaut Courtois se instaló un lógico debate sobre quien iba a ser el portero titular. Cada vez que se hacía la pregunta del millón a Julen Lopetegui, el técnico español contestaba lo mismo, explicando que él no veía ningún problema sino “dos magníficas soluciones”. Cierto es que esta respuesta parecía una frase hecha, un claro ejemplo de lo que llamamos la lengua de madera,

la que tan bien saben usar los políticos cuando desean

marear la perdiz. Sin embargo, hay que reconocer que, según lo que hemos podido constatar hasta ahora, Lopetegui siempre ha dicho la verdad. Lo mismo cuando afirmó ayer que “es sencillo manejar el tema de la portería”. Creo que el madridismo ha sido marcado negativamente por la pelea que hubo en su tiempo entre Iker Casillas y

José Mourinho y que se temía otro drama cuando, con la tranquilidad y la honestidad del míster actual, todo resulta ahora mucho más normal. Y únicamente deportivo.

Pues Lopetegui no vive esta situación como si le hubieran dejado un marrón, sino como una cosa natural en su oficio de entrenador, una persona que debe decidir un once para cada partido. Incluso diría que hay algo divertido para el aficionado descubrir una hora antes de cada encuentro quién ocupa la portería. Una especie de divina sorpresa que añade un poco de pimienta y que, según parece, no perturba para nada el rendimiento de ambos metas. Además, entre nosotros… ¿No les parece un chollo poder escoger entre el portero de las tres últimas victorias en la

Champions y el mejor guardameta del pasado Mundial?