AS (Levante)

Messner y Wielicki hollan su cumbre más calurosa

Italiano y polaco son el Princesa de Asturias de los Deportes de 2018

- NACHO AZPARREN

Méritos Messner hizo el primero los ochomiles y Wielicki, el Everest en invierno

“El alpinismo es mucho más que un deporte”, aseguró el rey Felipe VI sobre los ganadores del Premio Princesa de Asturias de los Deportes de 2018, el italiano Reinhold Messner y el polaco Krzysztof Wielicki, dos pioneros del montañismo: “Todos deben buscar su propio Everest”.

Reinhold Messner y Krzysztof Wielicki avanzan con decisión, sin piolet, con traje impoluto en lugar de ropa de abrigo. Les ovaciona una multitud elegante. La escena nada tiene que ver con sus habituales gestas en las cimas más altas del mundo, pero el paso es parecido, denota valentía. El Princesa de los Deportes 2018 lanza un guiño al alpinismo, una especialid­ad tantas veces en segundo plano, y sirve de altavoz para dos hombres que se han hecho un hueco en la historia del deporte. Los dos se abrazan sobre el estrado del teatro Campoamor, en Oviedo. Agitan sus diplomas ante el júbilo de los asistentes. A Messner, veterano, se le escapa alguna lágrima.

El italiano es el rostro más conocido para el gran público. Mito desde 1986, cuando completó su 14º ochomil: fue el primero en lograrlo. Él abrió el camino. Además de alpinista, ha sido político, documental­ista y empresario. Siempre con una intención de fondo: defender la esencia de su especialid­ad. A ello ha dedicado esfuerzos estos días en Oviedo. “En la montaña cada vez hay más turismo, pero eso no es alpinismo”, se ha cansado de repetir. Es un purista. Recibe la distinción con el pelo alborotado, con traje y la camisa abierta.

Wielicki, más sobrio en el escenario (traje oscuro y corbata), es algo más discreto. Su apodo, El guerrero del hielo, resume sus méritos: fue el primero en hacer cima en el Everest en pleno invierno. Su estancia en Asturias le sirve para darse a conocer, para explorar otros mercados. Y Messner, que tenía al también polaco Jerzy Kukuczka como ídolo de siempre, aprovecha para exaltar el papel de su colega en el montañismo. A Wielicki parece que le incomoda tanto halago. “Todo el mundo tiene que buscar su propio Everest”, deja como frase didáctica tras su paso por Asturias.

La aclamación a los triunfador­es es unánime. “Practican un deporte mítico, se enfrentan a retos casi imposibles que exigen disciplina, valor, sacrificio, destreza y precisión. El alpinismo es mucho más que un deporte”, ensalza el Rey Felipe VI durante la gala. “Esa lucha entre el ser humano y los elementos, ese deseo de superación, que Messner y Wielicki conocen bien, es la quintaesen­cia de uno de los deportes más esforzados”, añade en su exposición el monarca.

Internacio­nal. Los alpinistas suceden en el galardón a los All Blacks, la selección neozelande­sa de rugby que el año pasado emocionó a la audiencia con una haka en traje y corbata. Un síntoma más de la vocación internacio­nal de los Premios en la disciplina deportiva. De los últimos cinco ganadores, solo dos han sido nacionales: Pau y Marc Gasol (2015) y Javier Gómez Noya (2016). Los otros tres miran hacia fuera: la maratón de Nueva York (2014) y los dos últimos ejemplos ya comentados.

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DISTINGUID­OS.
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Messner y Wielicki fueron aclamados por el Teatro Campoamor de Oviedo. APRETÓN DE MANO. Felipe VI saluda a Wielicki en presencia de Messner.
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