AS (Levante)

Lopetegui, el linchado

Julen, que sufrió la indefensió­n total de sus jefes, podrá repasar durante toda su vida qué fue lo que falló. Y no llegará a ninguna conclusión salvo que pasó lo inesperado una y otra vez.

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Las estadístic­as negativas e insólitas del proyecto de Lopetegui han pillado a contrapié a una afición y a un equipo nada acostumbra­dos a tanta adversidad. Pero, como bien explicó Santiago Segurola en estas páginas hace unos días, este fracaso parcial (puesto que queda temporada de sobra para revertirlo) tiene toda la lógica del mundo si atendemos a los muchos indicios que ya desprendía el engañoso ciclo triunfal de Zidane.

El francés hace tiempo que asumió la inconstanc­ia de su vestuario. Mostró su disgusto en rueda de prensa tras noches grises. En la Liga ganada hace dos temporadas, Sporting, Las Palmas, Eibar, Málaga o Deportivo sacaron los colores a los blancos en su propio estadio. Entonces, entre goles in extremis y sonrisas de la diosa fortuna, que también salta al campo en todo partido de fútbol, y sumado a la aportación de un banquillo de lujo con Morata y James, el Madrid

consiguió no desenganch­arse de la lucha por el título. Y para cuando llegó primavera y el depredador olió la sangre, aceleró y se llevó el torneo de la regularida­d con unos números impecables.

Esa ambición y capacidad de dar lo mejor en las noches clave han permitido la increíble racha en la Champions a pesar de una irregulari­dad notable. La Liga pasada fue mala atendiendo a la historia de la entidad, y casi cualquier equipo fue capaz de tutear al, a la postre, campeón de Europa. Zidane lo vio cuando ninguno se lo imaginaba siquiera. Ahora a nadie le extraña su marcha. La política de fichajes, en manos de un excelente gestor pero con mediocres conocimien­tos técnicos, se volvió grotesca tras la salida de Cristiano. Aun así, Lopetegui inició su labor con entusiasmo y ambición, como exige el privilegia­do cargo que ocupó hasta este lunes. Yo di mi opinión aquí sobre su polémico fichaje y el ninguneo del Real Madrid a la Selección española y al torneo más grande de este deporte como es un Mundial. Creo que Julen se equivocó gravemente, pero si lo hizo fue cegado por la pasión. Porque Lopetegui demostró ahí ser madridista hasta la médula. Todo esto no quita para que le deseara lo mejor en su nueva etapa. Primero, precisamen­te por esa pasión, porque en los tiempos que corren son llamativas esas actitudes. Y segundo, porque me parece un gran técnico, con grandes ideas y facilidad para influir en los partidos.

Esto último despertará las burlas de muchos, aquellos aficionado­s de tecla rápida e insulto básico que linchan en las redes sociales al pelele de turno. Ha habido que leer de todo, lo que más duele, como ya ocurrió con Rafa Benítez, es que hablen de Lopetegui como un piernas, un negado que casi ha ocupado el banquillo madridista sin ninguna legitimida­d.

Julen, que ha sufrido la indefensió­n total de sus jefes en las últimas derrotas, protagoniz­ó un significat­ivo canto del cisne en el Camp Nou. Antes de que el verdugo le ejecutara en la plaza del pueblo, mandó a calentar a Lucas Vázquez, Odriozola y Fede Valverde.

Nombres de clase media y baja para afrontar el primer cambio en un Clásico. No había más. Barruntó cómo ayudar a sus jugadores ante un marcador, escenario y coyuntura general extremadam­ente hostiles, y ejecutó la idea en el descanso. Acertó de lleno, demostrand­o que ni el cargo ni la situación de saberse sentenciad­o le habían venido grandes. Y de paso sentó a Bale, un fantasma de cien millones de euros.

Pero en el segundo tiempo sucedió lo que verdaderam­ente le ha llevado a los peores registros de la historia del club, el auténtico linchamien­to que ha destrozado su proyecto: el fútbol siguió ensañándos­e con él y con su equipo.

Este juego es tan complejo que hay situacione­s inexplicab­les. Lopetegui podrá repasar durante toda su vida qué fue lo que falló. Y no llegará a ninguna conclusión más que pasó lo inesperado una y otra vez. Que defensas campeones del mundo cometieron varios fallos que cuesta ver hasta en regional, que atacantes de primer nivel marraron decenas de ocasiones claras, incluyendo demasiados tiros a los postes, y que todos los estados de forma individual­es, lesiones y contratiem­pos parecían conspirar contra el entrenador. Lopetegui seguro que ha cometido errores, pero ninguno tan grave como para acabar cesado en octubre, ni muchísimo menos. El fútbol y todos sus duendes han sido muy crueles con él. Mejor aceptarlo sin muchos más análisis y seguir adelante con la cabeza bien alta.

Zidane Ya a nadie le extraña su marcha; lo vio cuando nadie se lo imaginaba

Errores Julen no ha cometido ninguno tan grave para ser cesado en octubre

Y en cuanto a los jugadores, los verdaderos protagonis­tas siempre, para mal o para bien, más les vale que cambien el chip. No pueden seguir pensando que el parche con un trece que lucen en el brazo va a venir al rescate. Ahora mismo, no son campeones de Europa, son los novenos clasificad­os y no le ganan a nadie en Liga. Y así deben comportars­e para empezar a cambiarlo todo. Porque el fútbol es hoy. Siempre.

Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este artículo con las pupilas.

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