Primera final de la temporada
El Valencia afronta, en un día laborable de noviembre a una hora donde los comercios siguen abiertos, la primera final de la temporada. Raro, raro. No se escondió ayer Marcelino. El Valencia se juega hoy, en 90 minutos, continuar soñando en una competición que se ganó el derecho a jugarla durante diez meses, en el curso pasado. Perder es decir adiós a la Champions quién sabe hasta cuándo. Y no sólo eso, es desencadenar una crisis ya galopante en el conjunto ché. Pero esto último mejor que no lo lean los futbolistas .
Porque en partidos como hoy, y tal y como está el Valencia, lo importante va a ser la cabeza. Tiene pinta de ser un partido a cocinar a fuego lento. Y nada de lo pasado ni de lo que tiene que llegar, bueno o malo, puede despistar del único objetivo: ganar para dejar atrás al Young Boys y ya, sin presión, intentar el sorpasso para colarse en la segunda plaza. Es un partido para gente experimentada.
Kondogbia debe quitarse la espina, Coquelin asumir el mando y Rodrigo explotar de una vez. El ‘19’ lo intenta pero todo lo que el año pasado entraba hasta sin querer, en este se topa con un muro de hormigón. Llega un suizo, igual que aquel
Basilea que llegó crecido a
Mestalla hace no tanto y se llevó cinco. Aquella noche los jugadores salieron al ‘balcón’ de Mestalla. Hoy no lo harán, seguro. Pero la sensación de alivio sería descomunal .