El Alcoyano condena la infidelidad de Planagumà
Un Hércules irreconocible cae otra vez ante su bestia negra
El Alcoyano, la auténtica bestia negra del Hércules en el último lustro, volvió a dejar noqueado a su vecino. Y van siete derrotas alicantinas y dos empates en nueve partidos. Da igual que un equipo llegue líder y otro luche por no caer a los puestos de descenso. El Alcoyano siempre gana. Y ayer lo hizo, en gran parte, porque Planagumà le puso la alfombra roja. El técnico, por primera vez en la temporada, no fue fiel a sus ideas, a su esquema, a su gente. Y el Alcoyano condenó esa infidelidad. Un gol de Ruso a la salida de un córner en la primera parte dejó al Hércules tocado tras sumar sólo dos puntos de los últimos nueve disputados y caer a la cuarta plaza de la clasificación. El ataque de entrenador, ante casi 600 herculanos en El Collao, salió muy caro.
Planagumà introdujo cinco cambios en el once respecto al pasado domingo. Su revolución no tuvo demasiado sentido porque el equipo no estaba tan mal. Destacó, sobre todo, el trivote en la medular y la ausencia de Carlos Martínez y Pol Roigé, en el banquillo. El técnico pensó que iba al infierno y no pudo evitar protegerse. Su planteamiento conservador y rácano fue castigado. También es cierto que sus jugadores tampoco estuvieron a la altura. El puzzle no salió bien.
El Alcoyano, mermado por las bajas (Braulio se lesionó en el 21’) y con piedras en la mochila por no ganar en casa desde la primera jornada, también salio a protegerse, quizás con más lógica porque le visitaba el líder. El equipo de Mir pensó que sufriría y tuvo una tarde plácida. No le hizo falta ni buscar la portería de Falcón. En un córner, se encontró el gol. Un mal despeje de Bueso provocó que el balón le quedase muerto a Ruso y éste fusiló a Falcón.
Del Hércules no hubo noticias en casi todo el partido. El técnico movió el banquillo en la segunda parte, pero ya era tarde. La desconexión era total. Sólo Chechu con un disparo lejano y un rechace de Juli pusieron en apuros a Bañuz. El Alcoyano tampoco necesitó apelar a su fútbol rocoso que lleva tatuado porque enfrente tuvo a un Hércules irreconocible, el peor de la temporada.
A balón parado Tomás Ruso decidió el partido tras un córner y un mal despeje de Bueso