El motor y el ‘blando’, los retos de Yamaha y Honda KTM y Aprilia Pedrosa, probador de los austriacos, ayudará. Y Rivola llega a Noale
La casa del ‘ala dorada’ se esforzará en pretemporada para no depender tanto del neumático duro. Ducati, con aparente ventaja; Suzuki debe consolidarse y todos se enfrentan a la nueva electrónica
Arrancan las vacaciones
oficiales para MotoGP, aunque no para todos sus integrantes. Los ingenieros han acumulado información a lo largo de las últimas carreras de 2018 y de los dos primeros test de la pretemporada 2019, en Valencia y Jerez, que terminaron ayer, con lo que ellos tienen muchos deberes con vistas a lograr que sus mecánicas estén al mejor nivel posible ya para el test de Malaisia
(6 de febrero) y, por supuesto, para la primera carrera del año,
el 10 de marzo en Qatar. Honda, Ducati, Yamaha,
Suzuki, KTM y Aprilia tienen cada una sus obligaciones, pero hay un desafío común, todos irán con la misma IMU en 2019: una nueva electrónica más simple que implica que las motos sean más complicadas de pilotar obligando a los pilotos a trabajar más con el puño del gas. Cuentan los pilotos consultados, aunque no todos saben lo que es la IMU, que les tocará currar. Con ella se empeora un poco las motos para igualar por abajo y evitar que los poderosos marquen la diferencia por electrónica. Pero vayamos fábrica por fábrica.
Honda. Es prioritario conseguir que su moto funcione también con opciones más blandas de neumáticos para no tener que acudir casi siempre al duro. Eso, que ha recalcado tantas veces Márquez, y lograr que la
RC213V sea más apta para todos los públicos y no sólo Marc. Por lo visto en el test de Jerez, con el primer puesto de Nakagami, el tercero de Márquez y el quinto de Lorenzo, lo están consiguiendo. Otro objetivo es la adaptación del mallorquín, y se nota que ha empezado mejor que con la Ducati. Ducati. 2018 acabó con la sensación de que la Demosedici es la moto más equilibrada de la parrilla, por lo potente que
es y por lo bien que se adapta a los Michelin. En invierno deben consolidar lo que ya tienen y, a ser posible, hacer que la moto gire con más facilidad, de lo que se han quejado sus pilotos.
Yamaha. Acaba un año de calvario por la deficiente gestión de la electrónica y por la elección de un motor que les ha dado problemas de tracción, así que en invierno toca dar con la tecla correcta para el propulsor de la M1. En el test de Valencia ya estrenaron Maverick y Rossi dos motores, uno con más freno motor y otro con más potencia. A ambos les convenció más la primera opción, pero Rossi en Jerez ha sido pesimista. El italiano espera que llegue algo mejor, Maverick era partidario de que se decantaran por uno antes de irse de vacaciones.
Suzuki. El chasis de la GSXRR es fantástico y es una moto fácil de pilotar y de exprimir. Mir es la última prueba de ello, porque se le ve muy cómodo en su debut, más allá de que sus tiempos a una vuelta aún sean muy mejorables. Durante 2018, Rins y Iannone la llevaron un montón de veces al podio y cunde la sensación de que sólo les falta ganar algo de potencia, en aceleración y en velocidad punta, manteniendo la fiabilidad.
KTM. Aseguran sus pilotos, incluido un recién llegado como Zarco, que de potencia la RC16 no va mal, pero que hace falta hacerla más manejable para que gire mucho mejor en las curvas. Seguro que la llegada de Pedrosa como piloto probador ayudará a avanzar, aunque él no se subirá a su nueva montura hasta el test de Sepang.
Aprilia. Mismos deberes que otros años para la casa de Noale, que pasan por dotar de más potencia a su Aprilia RS-GP. A ver si la llegada de Rivola, procedente de Ferrari, como nuevo director deportivo sirve para que los ingenieros italianos estén más inspirados y puedan ofrecer en 2019 una mejor moto a Aleix y a Iannone, nuevo en el box como sustituto de Redding.