AS (Levante)

Piqué ejerce de líder

Partidazo del central catalán, sensaciona­l en las dos áreas ● Dembélé jugó su mejor partido como blaugrana ● Aleñá marcó el gol de la tranquilid­ad

- SANTI GIMÉNEZ

El Barça se aferró a las carreras de Dembélé y a la solvencia de Piqué para regresar a la senda del triunfo en LaLiga tras superar un duro partido ante el Villarreal que cayó por 2-0 en el Camp Nou con goles del central catalán, inmenso en las dos áreas, y de Aleñá en los instantes finales.

Repitió, tal y como se esperaba, Valverde el equipo de Eindhoven con la salvedad de colocar a Rakitic en la derecha, donde se siente más cómodo, y a Vidal en la izquierda, donde hace lo mismo que en la derecha: trabajar como un mulo y aparecer por todas partes.

De entrada, el planteamie­nto de los de Calleja quedó bien claro. Encerrar a Messi en una jaula en el centro del campo parándolo por lo civil (y demasiado a menudo) por lo criminal y resguardar­se en defensa para salir a la contra con Chukwueze y Gerard. Y con esta receta, los amarillos dieron los dos primeros sustos. La velocidad y el descaro del nigeriano quedó patente en el minuto dos de partido y diez minutos más tarde, Gerard disparó al palo después de un malentendi­do entre Lenglet, que sigue teniendo lagunas de tibieza, y Ter Stegen.

A partir de ahí Dembélé dijo basta y se echó el equipo a la espalda. Se asoció a la perfección con Semedo y puso a prueba en tres ocasiones a Asenjo. El francés tenía un día imparable y cada vez que cogía el balón, el Camp Nou tenía la sensación de que iba a pasar algo bueno para variar. Pedraza pasó una primera parte de perros ante Ousmane, que le regateaba indistinta­mente con cualquier pierna y tanto se iba por la derecha como por la izquierda.

El Villarreal, bien pertrechad­o por el centro, cedió al Barcelona las bandas y no le importaba ceder saques de esquina, suerte en la que el Barça es bizcochón. No obstante, al sexto córner botado por el Barça, el rechace de la defensa le llegó a Dembélé que volvió a centrar para que Piqué le ganara la acción a los centrales visitantes y pusiera en ventaja a un Barça que sacaba partido de su dominio No obstante, los culés no las tenían todas consigo, puesto que las salidas a la contra del Villarreal seguían siendo peligrosas y forzaban a Lenglet a hacer faltas que le podrían haber costado la expulsión antes del descanso.

Además, el Villarreal salió en la segunda parte más valiente, presionand­o la salida de balón del Barça y manteniend­o posesiones más largas que equilibrar­on un partido que empezaba a ponerse peligroso para los de Valverde, que vivían de las correccion­es de Piqué, estupendo en todas sus acciones.

No obstante, el Barça echaba de menos a Messi, alejado de la pelota y a Coutinho, que volvió a protagoniz­ar un partido infame.

Viendo que el partido necesitaba un empujoncit­o, Calleja decidió sacar a Trigueros para dar entrada en el campo a Bacca, a lo que Valverde respondió sacando a Aleñá por Vidal en un cambio que no gustó nada al público que esperaba que se fuera Coutinho, que fue el primer sorprendid­o de no ser él el elegido. La amnistía le duró diez minutos, hasta que Malcom le sustituyó justo después de que Ekambi entrara por un Gerard Moreno más preocupado de desquiciar a Piqué, sin éxito, que de mirar la puerta de Ter Stegen.

El partido transcurri­ó en un periodo indefinido hasta que Messi despertó de su letargo y asistió a Aleñá al espacio que sentenció el partido en el 87’. El Barça volvía a ganar un partido tres jornadas después y dejaba su portería a cero. Piqué fue el gran culpable de ambas cosas.

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