El Guaje vierte más sal en la herida murcianista
Carlos igualó el tanto de Aquino y Donovan perdonó
Seis jornadas sin ganar y, lo que es peor, la sensación de una fragilidad similar al de un castillo de naipes. Del mismo modo que el Real Murcia arranca fuerte, incluso marca y domina a sus rivales, le tiemblan las piernas al compás de las manecillas del reloj y al menor soplido se derrumba y encaja goles. Esta vez fue el Jumilla quien se aprovechó de ello para rascar un empate (y casi un triunfo) en Nueva Condomina. El mismo guion, con más urgencias si cabe para el equipo de un Manolo Herrero que tuvo que dar un tirón de orejas severo al vestuario en la sala de prensa.
Los de Pontes, con su juego alegre y a la contra, esperaron su momento. Arrancaron perdiendo por el gol de un Aquino que lideró, junto a Josema, a los granas en ataque. Un chut desde la frontal superaba a Ruddy. Poco más antes del descanso, más allá de la lesión de Stevenson. Porque el Real Murcia ataca, pero su fuerza se evapora.
No supo sentenciar en la primera mitad, ni tampoco en la segunda. Chumbi apenas era capaz de cazar los escasos balones que rondaban el área. ¿El Jumilla? Se aferraba a cada acción aislada, a cualquier libre directo o incluso un córner. Los nervios del Real Murcia harían el resto.
Cambios decisivos. Al tiempo que Herrero iba sentando a hombres decisivos por culpa de las molestias físicas (Hugo Álvarez, Aquino y un entonado Miñano), el Jumilla ganaba vida con los suyos. Una falta en tres cuartos de campo sería botada con maestría por Óscar Rico al segundo palo para que Carlos Álvarez, el Guaje, el punta al que se aferró el Real Murcia para el ascenso hace cuatro años, hiciera el empate. Pitos en Nueva Condomina. Se volcaron los granas sobre el marco de Ruddy y tras un chut de Juanma, a la contra, Carlos dejó solo a Donovan ante Mackay, pero su disparo lo sacó Armando bajo palos.
La misma historia El Real Murcia se dejó empatar otra vez por no saber sentenciar a su rival