AS (Levante)

Del Bosque “Hay que mirar siempre para ‘abajo’, es una necesidad...”

- MARCO RUIZ

Madrileños “Salen más aunque antes se miraba a España y ahora al mundo”

La idea “Comparto lo de Zidanes y Pavones, gente de fuera y de la casa”

Con 17 años al frente de La Fábrica, luego dejó una larga lista de canteranos que debutaron en el Madrid (Meca, Zárate, Pavón, Raúl Bravo, Miñambres, Rubén, Aranda, Borja, Álex Pérez, Corrales...). Ahora celebra el momento de la cantera.

¿Contento por el papel de la cantera?

—Hay que estarlo. Yo no veo mal la política que se está llevando ahora con la cantera e incluso con algunos fichajes de jóvenes que se están haciendo como los de Isco, Asensio, Ceballos... Y el momento de los Reguilón, Marcos Llorente y compañía está siendo bueno, claro.

—¿Hay épocas propicias para que aparezcan los chavales?

—Normalment­e en los de crisis, de precarieda­d, porque es más fácil echar mano de ellos. Aunque tampoco del todo, porque independie­ntemente de la situación del equipo, siempre ha aparecido un Raúl, un Casillas, un Guti, un Pavón o un Morata.

—¿Cuáles fueron los grandes momentos de la cantera?

—El primero fue el Madrid Ye-yé de los Serena, De Felipe, Grosso o Velázquez, que coincidió con el declive del equipo de las cinco primeras Copas. Luego la época de los García, una etapa de dificultad económica. Más tarde la Quinta del Buitre… Y hay una fecha vital, cuando se jugó la final de la Copa entre el Madrid y el Castilla. Eso fue la leche.

—¿Cuántos años estuvo usted al frente de La Fábrica?

—Alrededor de 17. Desde que me retiré en 1984 hasta que llegué al primer equipo en 1999.

—¿Qué claves manejó? —Es vital que haya exjugadore­s dentro.

Es un paso obligado para aquellos que muestran interés en ser entrenador­es, como ha sucedido ahora con Zidane, Solari, Guti, Álvaro, Xabi o Raúl… Pero ha habido otra gente muy válida que no fueron futbolista­s de la casa.

—¿Qué grandes nombres hubo en la cantera?

—Molowny y Malbo, que tenían un liderazgo moral extraordin­ario. Y luego ha habido personas en la sombra, importantí­simas, como José Luis Ajenjo, Jesús García Palacios, Alberto García… —¿Qué tenía de especial Molowny? —Era austero, discreto. Miraba más por el club que por su casa. Era el empleado ideal, miraba si se perdía un balón o se gastaba mucha luz. Salía de viaje por ahí y se tomaba un bocata para no gastar, no paraba ni a comer...

—¿Y Malbo?

—Era el administra­tivo, el que hacía la labor burocrátic­a, gente impagable para el Madrid.

—¿Qué plus aportan los canteranos a un equipo? —Se habla mucho de ese gen, pero yo creo que ha cambiado un poco. Antes, el Madrid miraba para España para reclutar jugadores, pero ahora mira para todo el mundo. Y, con todo, de los que más salen son madrileños. Mire ahora con Reguilón, Javi Sánchez, Marcos Llorente, o antes con Carvajal, Morata o Nacho. O antes de ellos con los casos de Raúl, Iker o Guti. ¡Todos de Madrid! Y se lo dice uno que vino de

Salamanca (risas). Con la Quinta del Buitre sucedió igual, todos menos Pardeza eran de Madrid.

—¿Se identifica­n ellos más con la entidad?

—Tampoco diría yo que es algo impepinabl­e. No me gusta ese razonamien­to de decir: “Como vienen de Plaza Castilla, quieren más al Madrid”. Entre otras cosas, porque al Madrid empezaron a hacerlo grande uno de Budapest, otro de Guarnizo y un argentino. O acuérdese de Zoco y Pirri, que también fueron la leche.

—¿Hay que tener valor para hacer debutar a los canteranos? —Hay que mirar para abajo, es una necesidad. El entrenador del primer equipo, que es quien los impulsa, debe tener conciencia de que es muy importante. No sólo de la cantera vive el club, pero sí que es una parte importante.

—Usted tiene un momento muy recordado... —Sí, sí… Un momento complicado, un partido ante el Athletic en el que entraron Pavón, Raúl Bravo y Valdo de una tacada, y terminamos ganado 2-0. Pero yo barajé otros nombres como los de Zárate, Meca, Borja, Portillo, Fernando, Miñambres, Aranda, Corrales…

—¿Lo de Zidanes y Pavones fue un exceso? —Lo que significab­a no tanto. La idea es traer gente de fuera muy buena y luego sustentarl­o con futbolista­s de la casa. Y a mí me parece bien. El Madrid tiene que apostar por la cantera. También se hace negocio ahora con esto...

—¿Que el fútbol sea global pone ahora las cosas más difíciles a los canteranos? —Al final, el que vale termina saliendo. Las excusas no valen en este mundo nuestro, eso de que ‘era estudiar o jugar’, o de que ‘me lesioné joven…’. Normalment­e llega el que tiene condicione­s, nadie pone zancadilla­s.

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