La idea era encontrar algo asequible

■ Desde hacía tiempo la dirección deportiva del Barcelona manejaba posibles alternativas para reforzar la defensa del equipo, dadas las constantes lesiones de Thomas Vermaelen y los conocidos problemas de cartílago que sufre desde la pasada temporada Samuel Umtiti. Ramon Planes y Eric Abidal tenían la labor de efectuar un rastreo de mercado de jugadores que encajasen en la idea de juego del equipo y que, a poder ser, no le saliesen muy caros a la entidad. Se barajaron varios nombres, pero el de Jeison Murillo siempre estuvo en la carpeta de favoritos dada su situación en el Valencia: enfrentado a Marcelino García Toral, su participación esta temporada se resume en 270 minutos (un partido de Liga, ante el Celta, uno de Champions, ante la Juventus, y otro de Copa, frente al Ebro). La idea era encontrar algo asequible por una sencilla razón; el club dio orden de poder invertir el próximo verano por un jugador que pueda mejorar el nivel de la plantilla y no por un parche de medio curso que tendrá sus minutos para dar refresco a las piernas de Gerard Piqué y Clement Lenglet, los habituales en la formación inicial de Ernesto Valverde. Los jugadores del filial Cuenca y Chumi deberán seguir demostrando, mientras que Branislav Ivanovic (Zenit) fue una opción que nunca se negoció.