De Tomás está desatado y el Rayo, más vivo que nunca
Su ‘hat-trick’ dio el tercer triunfo consecutivo a los vallecanos
Ganar, ganar y volver a ganar. Quién le iba a decir al Rayo hace semanas que acabaría pronunciando esa frase al término de la primera vuelta. Esta vez, gracias a un De Tomás desatado. Los franjirrojos encadenaron su tercer triunfo y confirman su diagnóstico: hay pulso y la salvación ya está a las puertas. Eso sí, metiendo también en el ajo a un Celta que no tenía agendado semejante lío, reeditó la ‘Maldición de Vallecas’ (diez derrotas consecutivas en Primera) y alargó su crisis a las cuatro jornadas.
La historia tuvo un comienzo previsible. Era noche fría y hubo un recibimiento caliente. La grada dio su veredicto: pitos a Fran Beltrán y Jozabed (a éste más sonoros) en su regreso. No obstante, no faltaron los ánimos a su equipo. Vallecas no falla y De Tomás tampoco.
El ‘nueve’ dio un paso al frente y puso el 1-0 de falta directa en el 3’. Sin embargo, éste sólo era el principio de un cuarto de hora de infarto. Araújo aprovechó un rechace tras un córner para igualar la contienda y, cinco minutos después, Alberola Rojas señaló penalti por mano de Abdoulaye. Aunque Dimitrievski llegó a tocar el balón, Maxi Gómez puso el 1-2, dando la vuelta al partido.
No bajaron las pulsaciones ni las ocasiones del Rayo: RdT, Imbula... En una de ellas, Embarba pidió penalti de Cabral (leve contacto) y el linier invalidó (correctamente) un gol de De Tomás por fuera de juego.
Apenas cinco minutos después, hubo Déjà vu en Vallecas, que vivió su segunda celebración interruptus. El árbitro señaló fuera de juego de Advíncula en su centro a De Tomás y el videoarbitraje le corrigió, dando al delantero rayista su doblete. Ahora sí. A punto estuvo de sentenciar Trejo, pero Rubén sacó su disparo a bocajarro al filo del descanso. Ya a la vuelta, el guardameta celeste volvió a evitar otro tanto tras una gran jugada del argentino.
Alegrón final. El Celta mejoró ligeramente y al Rayo le costó más tener la presencia arriba de la primera mitad, hasta que De Tomás enseñó de nuevo los dientes. Redondeó su gran noche con el tercer gol, éste de volea. Vallecas no veía un hat-trick en Primera desde los tiempos de Bueno. Ahí no acabó la cosa porque Bebé quiso sumarse a la fiesta, en un mano a mano que coló entre las piernas de Rubén. Hay pulso. Hay vida. Hay Rayo.