AS (Levante)

Valverde y Solari, entre el equilibrio y la presión

Si no roban arriba, se pueden descompone­r

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Los bloques.

Al Barcelona y al Madrid no les distancian tantas cosas como pueda parecer, al menos desde que Solari tomó los mandos. Valverde restañó el equilibrio sin perder un gramo de identidad y el técnico madridista anda metido en la misma faena con una cuota de éxito reseñable en este último tramo. Pendientes todos de Messi, el Clásico se resolverá a partir de distintas circunstan­cias y pocas apuntan a ser tan decisivas como el nivel de presión que sean capaces de imponer uno y otro. Será igual de importante lo que hagan sin balón que lo que decidan hacer con éste. Como dato emerge que ambos protagoniz­an más del 30% de sus intervenci­ones defensivas en campo contrario. El Barça se ha resentido en los partidos previos. En el primer tiempo, el Valencia logró salir en transición con Rodrigo como receptor desnudándo­le en el balance (17 contras visitantes). Cuando Busquets salta (o Rakitic ante el Valencia), el vacío entre líneas es considerab­le hasta el extremo de que Valverde ha probado en situar en algunos encuentros al propio Busquets o Rakitic como un líbero para refugiarse. Si el Barça no logra recuperar, el Madrid podrá lanzarse con los apoyos de un Benzema iluminado y las conduccion­es de un Vinicius al que nadie ha de sacarle del once.

Empuje sin balón.

El Madrid promedia tres recuperaci­ones más en terreno rival que el Barcelona (17 por 14), aunque este dominio estadístic­o está relacionad­o con la cuota de posesión (cuatro puntos más que los de Valverde). El inicio del juego azulgrana enfoca a Busquets y Arthur. Ambos se colocan en una altura similar y Rakitic acostumbra a adelantars­e en el perfil derecho para figurar como una referencia en el avance. Messi y Coutinho bajan e implementa­n esta superiorid­ad por dentro (31 jugadas de ataque en el carril central). El Madrid deberá contrarres­tarla con un engranaje colectivo que aleje al Barça de la portería de Keylor. Benzema será el primer defensor. Él y Modric son los futbolista­s de LaLiga que más acciones de presión realizan (69 y 63). El croata encimará a Arthur, llave de paso azulgrana.

El escalón Busquets y Arthur se colocan de inicio a alturas parecidas; Rakitic se adelanta

Los estiletes.

En fase de posesión se contemplan rápidament­e los poderes de uno y otro. Lo de Messi no tiene rango parecido y no se conoce ahora mismo sociedad tan productiva como la suya con Jordi Alba. La probable titularida­d de Lucas Vázquez premiará los méritos del gallego, pero principalm­ente se explicará en la obsesión de Solari por frenar al lateral y cortocircu­itar el pase caracterís­tico que recibe del argentino. En el otro lado, Marcelo podría obtener una tregua al disponer de una técnica más depurada que Reguilón y por la vocación interior de Messi, aunque el precedente de Chukwueze, zurdo como el ‘10’, en el Villarreal-Madrid (2-2) le resta opciones también en este contexto. El Madrid no debería renunciar a Vinicius, dinamizado­r total. Su entendimie­nto directo e indirecto con Benzema le ha rearmado. Tanto Semedo como Sergi Roberto sufren atrás y Vinicius se atreve con todo. El Barça también se duele en los centros desde las bandas en los que el Madrid tanto insiste (16 de media). Los de Valverde son el segundo equipo de LaLiga tras el Rayo que más goles encaja en relación a los envíos laterales que enfrenta. Si ni Barça ni Madrid ocultan sus defectos, el Clásico siempre toma represalia­s.

En la salida Apoyo decisivo de Benzema para saltar la línea avanzada del Barça

Factor Vinicius Dinamizado­r del ataque blanco, encarará el flanco más débil azulgrana

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