AS (Levante)

El banquillaz­o que merece Bale y el posible destierro de Isco a la grada

- ELÍAS ISRAEL @elias_israel LA FRASE DEL DÍA

Señas de identidad.

El Madrid de Solari es el de

Vinicius, Lucas, Reguilón y el estrellato de Benzema. El equipo blanco se ha puesto en velocidad de crucero y hay que darle al técnico el mérito que le correspond­e por tomar decisiones difíciles y por cambiar una inercia. Pero ahora llega el momento de la verdad, el de mirar a los ojos al Barça, al Atlético y a la Champions. No hay una sola encuesta en la que los aficionado­s no voten a Vinicius como titular por encima de Bale.

Ahora que llegan los altos duelos habrá que ver si juegan los que más rinden o si Solari se acaba ‘rindiendo’ con Bale y

Marcelo.

La infelicida­d de Isco.

Si Solari no cree en él porque no le gusta el profesiona­l, la persona o el futbolista, esto último denotaría mal gusto, el Madrid habría perdido una buena ocasión de ceder al malagueño en el mercado invernal. Todos habrían salido ganando: el jugador que tendría minutos, alegría, además de seguir siendo pilar en la Selección; el Madrid, que se hubiese ahorrado buena parte de la ficha y tendría pista libre para el fichaje más caro de esta ventana, Brahim Díaz.

Los minutos de la basura.

Por jerarquía y por carácter, Isco lleva rematadame­nte mal la intrascend­encia. La frontera para no entrar en la convocator­ia podría traspasarl­a esta misma semana. Es cierto que el malagueño se volvió a equivocar en su gesto con Chendo, mal hecho y peor explicado, pero es triste que sólo se le mida por sus despechos. Dos minutos antes, en otro gesto, pero técnico, lanzó el balón medido a la carrera de Odriozola para el golazo de Mariano. Benzema e Isco son dos talentos descomunal­es. La confianza y la implicació­n han convertido al francés en el jugador del momento. La desconfian­za y la desconexió­n han convertido a Isco en un alma en pena, con olor a quedarse fuera de la convocator­ia.

Messi, lo que le dé la gana.

Será el propio Leo el que decida si tiene que jugar este Clásico copero por sus sensacione­s, pero el momento invita a la prudencia. Hay partido de vuelta, el antecedent­e liguero sin el astro, con manita incluida, o la cercanía de la Champions parecen argumentos de peso para no arriesgar. También podría jugar sólo media hora, aprovechan­do el menor descanso madridista o en función del resultado. Como en el campo, Messi hará lo que quiera.

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