AS (Levante)

Esto es la Felizidane

Vean las diáfanas sonrisas de estas dos seguidoras madridista­s que tengo abajo de estas líneas. Es por el cambio climático provocado por la vuelta de Zidane. ¡Vamos!

- DESDE LA GRADA TOMÁS RONCERO

Ha vuelto. En las cercanías del Bernabéu se respiraba otra atmósfera en las horas previas al partido con los celestes. Un sol radiante con una temperatur­a más propia de junio (25 grados), unas 10.000 personas más de las habituales en los partidos ligueros de la lánguida era

Solari (de los 54.000 habituales a los 65.000 de ayer) y un comentario común entre los aficionado­s: “Con

Zidane hemos recuperado la sonrisa”. Su sola presencia ha tenido un efecto balsámico en una afición que estaba en fase depresiva y que ahora se mueve en ‘modo esperanza’. Tiene algo este marsellés de mirada clara y sonrisa profidén. Destierra los malos rollos, positiviza las cabezas de los que le rodean y consigue hacernos creer a todos, con bastante razón, que la vida no es tan mala como la pintan. Con Zizou recuerdas las noches mágicas de Milán, Cardiff y

Kiev, y te olvidas de la semana trágica de los dos Clásicos y del batacazo europeo con el

Ajax. Con Zidane ves una nube de fotógrafos esperándol­e en el banquillo, casi como si fuese una de esas estrellas del rock que Sergio Ramos invitará a su boda del próximo 15 de junio. ZZ está de vuelta y se nota. De hecho, ganamos el partido, algo que ya se nos estaba olvidando en el Bernabéu (el último triunfo en casa se remontaba al 3-0 al

Alavés, el 3 de febrero). Esto acaba de empezar, pero lo hizo con el pie derecho y sin fisuras.

Voló Keylor. Tras la atronadora ovación que recibió Zizou al ser nombrado por la megafonía en la hora de las alineacion­es, el mayor aplauso se lo llevó Keylor. El tico regresaba a la titularida­d. Toda una declaració­n de intencione­s. Sólo le llegó una vez con peligro el Celta. Pero él actuó de forma providenci­al. Su paradón al cabezazo de Maxi Gómez fue una fotografía llena de plasticida­d. Courtois deberá esperar. El tico ha hecho lo propio durante meses sin abrir su boca. Llega su turno. La portería del Madrid está en buenos guantes con dos guardameta­s de talla mundial. ¡Pura vida!

El abrazo. En Butarque, Solari cambió a Isco y los dos ni se miraron, escenifica­ndo su divorcio negándose a darse la mano siquiera. El terapeuta Zinedine logró que todo mutase. El malagueño marcó el gol importante, el que abre la lata, y acto seguido se consumó el cambio. Isco se abrazó a su nuevo jefe, el mismo que en 2017 y en 2018 le dio la titularida­d en las finales triunfales de Cardiff y Kiev. Bien.

Oh, Gareth. Jonathan Barnett, el agente que habla sin parar, le está haciendo un flaco favor a su representa­do Bale con sus declaracio­nes. Pero a Zizou no le cambia el paso. Le da la titularida­d a Gareth para que se reivindiqu­e y este devuelve el gesto con un gol con su pierna mala (la derecha). El gol número 102 con la camiseta blanca, superando los 101 de Bam Bam Zamorano y a sólo dos de Ronaldo Nazario. Quien lo diría ....

A por los 30 de 30. No me he vuelto loco. Hay que intentar ganar los diez partidos que restan de Liga para acabar lo más arriba posible. La altura exacta de “arriba” dependerá de los pinchazos que acumulen Barça y Atlético. Por el Madrid que no quede, como me recuerdan los peñistas de Segorbe (vinieron 35 al Bernabéu), El Bierzo, Villafranc­a de los Barros, mis paisanos de Manzanares, la peña ‘El Plaza’ de Burgos, Juan Beteta (¡ánimo!) y el rumano Julian, que ama a Zizou. “Lloré en 2006 en su último partido con el Madrid y lloré el 31 de mayo cuando dimitió. Me ha recuperado la ilusión”. Esto es la Felizidane.

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