Alonso también gana en Sebring con Toyota
El asturiano y sus compañeros, Buemi y Nakajima, estuvieron impecables. Compitieron sin errores en un trazado difícil en el que llovió y aprovecharon un incidente de ‘Pechito’ López con el #7
Mirada al frente, apenas se ve nada, un abismo negro con una luz cegadora y un par de puntos rojos a lo lejos que en un instante están a centímetros. Llega la curva y el Toyota 8 se convierte en una atracción de feria, el circuito le zarandea sin compasión. Un bache tras otro y el cuerpo de Alonso se ve envuelto en una sucesión de pequeños golpes contra el interior del coche.
En ese momento echa de menos las protecciones que llevan otros pilotos, pero sin tiempo para sentir el dolor, el español pilota con calma, viajando rápido por las antiguas pistas de aterrizaje de Sebring, pensando en su ventaja, sintiendo las curvas como un violinista siente su instrumento o un pintor cada pincelada. Arte. Bailar con estos coches en un circuito así, sin casi luz y rodeado de coches que parecen una manada de lobos, es también arte.
Fernando se sube al coche cuando faltan dos horas y diecinueve minutos para el final, con una vuelta de ventaja sobre su gran rival, el otro Toyota, y la peligrosa sensación de tener la carrera ganada. Después de decenas de adelantamientos y calcular la manera de ir contra su naturaleza, la que le empuja a volar en cada vuelta, deja su coche a Nakajima con dos de ventaja cuando faltan cincuenta minutos.
Pero antes de todo eso llegó el momento decisivo, ese en el que ‘Pechito’ López comete un error y la victoria que parecía del coche número 8 se convierte en casi segura. Antes de eso, Buemi fue el que comenzó la carrera con el argentino como rival y en las primeras vueltas consigue cuatro segundos de ventaja. Hora y media después es el turno de Alonso, que pronto sube a los ocho segundos y llegará hasta los catorce antes de un coche de seguridad.
El cielo se oscurecía, pero la lluvia llegaría después. Fernando deja su puesto a Nakajima con casi siete segundos de ventaja. Nuevo incidente, Maldonado, también se choca. Conway, que coge el Toyota 7, llega a reducir la ventaja con el japonés a menos de un segundo. Cambio de pilotos: Buemi y Pechito. El suizo vuelve a sacarle cuatro segundos cuando el argentino comete su error, el error. Al doblar a un Aston Martin se tocan y la parte trasera del Toyota queda dañada. Dos vueltas perdidas.
Buemi se dedica a mantener esa ventaja, algo que después haría Alonso volando bajo con el salvavidas puesto. Y habíamos dejado el coche a Nakajima, que se encarga de los últimos minutos. La lluvia llega, provoca otro accidente y un Safety Car. Pero nada. Victoria del Toyota 8. Alonso logra su segundo triunfo de 2019, en Estados Unidos, en dos circuitos de leyenda como Daytona y Sebring, con dos coches distintos. Sonríe. Mientras, en la otra parte del mundo se escuchan en la lejanía los ruidos del pasado... Mirada, al frente.
‘Pechito’ se tocó con un Aston Martin al doblarle e hizo perder dos vueltas al Toyota 7