AS (Levante)

Regreso al pasado: Ray Farrugia y Bonello hijo

Examen de tiro ante la tercera peor selección de Europa

- LUIS NIETO LA PREVIA

Malta ha perdido siempre con Alemania (tres partidos), con Italia (ocho), con Holanda (seis) y con Inglaterra (cinco). A Alemania Federal, antes de la caída del Muro, le sacó un empate y a Portugal, otro, hace 40 y 32 años, respectiva­mente. Y con España, a la que se ha enfrentado seis veces, también está en blanco: seis derrotas y 28 goles encajados (4,6 por partido). Así que ganar hoy en el estadio Ta’ Qali, con capacidad para 18.000 espectador­es, situado a diez kilómetros de La Valeta y que en tiempos albergó un aeródromo británico, resulta inexcusabl­e para La Roja. Habrá pocos cambios en uno de los escasos partidos de baño y masaje que aún quedan. Quizá uno por línea. Ayer probó Luis Enrique con el atlético Rodrigo por Busquets y Muniain por Asensio. Tampoco se descarta a Sergi Roberto por Jesús Navas, 33 años y 35 partidos ya esta temporada, pese a su partidazo ante Noruega. Seguirá en cambio Morata, repetidor en puntería.

Malta, que durante dos siglos y medio formó parte de la

Cambios Luis Enrique rotará poco: probó con Muniain y el atlético Rodrigo

Corona de Aragón, es el país más densamente poblado de la Unión Europea, pero su fútbol ha sido insignific­ante siempre. Le cabe el deshonor de haber entrado en la historia de España por aquel 12-1 de 1983 que nos llevó milagrosam­ente a la Eurocopa de Francia. Aún se habla de aquello aquí y allí. Henry, hijo de John Bonello, el empleado de una fábrica textil que defendió aquella noche la portería maltesa, es hoy el meta titular del equipo nacional (la fractura en un dedo del habitual Hogg le ha abierto la puerta), ya como profesiona­l. En eso sí ha dado el salto el fútbol maltés. Y el selecciona­dor, Ray ‘Zazu’ Farrugia, jugó aquel partido de la vergüenza nacional. Era uno de los cuatro Farrugia de la convocator­ia. Se marchó gravemente lesionado. El apellido les hizo tanta gracia a los españoles que durante tiempo fue el apodo de Gordillo, uno de los héroes de aquella noche del Villamarín. Farrugia tomó el equipo antes de la Liga de Naciones. “Es un sueño para mí, es como volver a ver mi madre”, dijo en su presentaci­ón. “El objetivo es meter más jugadores jóvenes y cambiar la mentalidad para elevar el nivel del fútbol maltés”. Está en lo primero (llamó a cuatro debutantes para esta doble jornada FIFA) y terribleme­nte lejos de lo segundo.

Encuadrada en la cuarta (y

Malta Sólo San Marino lo hizo peor en la pasada Liga de Naciones

última) división, acabó colista de su grupo, en el que también estaban Kosovo, las Feroe y Azerbaiyán. 182 del ranking FIFA, sólo hay dos seleccione­s más frágiles en Europa: Gibraltar, a la que España no puede enfrentars­e, y San Marino, la única que hizo peor papel que Malta en esta Liga de Naciones. Su último partido lo había ganado hace casi dos años, un amistoso ante Ucrania, hasta que el sábado tumbó a las Feroe.

Farrugia se queja de que el número de extranjero­s en su Liga limita mucho el crecimient­o de los jugadores nacionales. Los datos le dan la razón. Cada uno de los cinco primeros del campeonato tiene once extranjero­s de media y el número global de foráneos en la competició­n está en el 46%. Todos los futbolista­s citados juegan en la liga local salvo Zach Muscat, central del Olhanense, de la Tercera portuguesa. Y su balance histórico es desolador: sólo un 12% de victorias. Hoy le faltará, además, el central Agius, expulsado ante Islas Feroe. Y huirá de la pelota. Ya lo hizo el sábado ante otra ‘maría’ (30% de posesión). Lo ideal para que España pase un examen de tiro.

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