“Zizou es una bendición del cielo”, se congratuló Florentino en Yeda
EI Madrid echará el cierre a enero como líder en solitario de Primera y con la convicción de haberse reinventado de equipo dubitativo en uno imparable. Si en septiembre Zidane tuvo que salvar un match-ball en Estambul con aquel 0-1 al Galatasaray, ahora la película es muy distinta. Zizou se ha reforzado en el banquillo, por el camino ganó la Supercopa en Yeda exhibiendo recursos de estratega (ese Madrid de los cinco centrocampistas...) y ha extinguido el casi eterno fuego en la portería. Este Madrid encara la parte decisiva de la temporada con un aire imbatible.
No hinca la rodilla.
La capacidad de ser un Madrid que no se va de los partidos, sea el rival que sea, ha quedado acreditada. Sólo una derrota. La misma cifra que llevaba a estas alturas el último Madrid que cantó el alirón, en la 2016-17. En los anteriores 25 años, sólo estaban así el Madrid de la 2002-03 con Del Bosque (fue campeón) y aquel de acero que edificó el primer Capello, en la 1996-97 (también levantó el título).
Un Madrid blindado.
No pierde, primordialmente, porque es un equipo que se ha amurallado. Sólo 13 goles en 21 jornadas de Liga, su mejor dato en la historia igualado con el Madrid de la 1964-65 y la 1987-88. Este Madrid ha vencido la porosidad defensiva de otros años. “Defensivamente lo estamos haciendo muy bien, es nuestra fortaleza. Defendemos todos”, insistía Zidane en Pucela. Un Madrid que no se rompe, que sube y baja como un acordeón. Es el único equipo que no ha recibido ningún gol desde fuera del área. Al Valladolid sólo se le permitieron cuatro remates y ninguno fue ni a portería...
Courtois se crece.
El belga ha encontrado una estabilidad personal y futbolística que, al fin, se transmite en el campo. Tocó fondo la tarde del Brujas y Areola amenazó por momentos su titularidad, pero se ha levantado. Entre diciembre y
Variedad de pizarra.
Zidane le ha dado el tiro de gracia a ese falso mito de que era un simple alineador. Ha utilizado tres variantes tácticas esta misma temporada. Dos de ellas, en momentos concretos y para sorprender a los entrenadores contrarios. Lo hizo en el 2-2 contra el PSG, cuando pilló desprevenido a
Tuchel cambiando del 4-3-3 al 4-4-2 con Isco, que no había jugado ni un minuto en tres de los siete partidos anteriores y parecía sentenciado tras su mala noche en Son Moix.
A Celades, en la semifinales de la Supercopa, también le superó con la pizarra. Un Madrid con cinco medios (Casemiro, Valverde, Kroos, Isco y
Modric) que borró de Yeda al
Valencia (3-1) con tres goles... de centrocampistas.
Todos involucrados.
Fue una de las imágenes del Valladolid-Real Madrid. Nacho yendo a fundirse en un abrazo con su entrenador tras hacer el gol en Pucela. “No iba a subir a rematar, pero Zizou me dijo que lo hiciera”, reveló el central tras el duelo. Después, su frase fue aún más significativa: “Estoy teniendo menos minutos que en años anteriores, pero si tengo que apostar por alguien, lo hago por el míster”. Es la clave. El francés hace que todos se suban al barco (el que no está a gusto
De la picota... El 3-0 en París y el 1-0 en Mallorca amenazaron el puesto de Zidane
...a las loas