AS (Levante)

INTERESADO POR LA ACTUALIDAD DE SU REAL MADRID

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Como gran aficionado del Real Madrid, Sainz tuvo tiempo de repasar la actualidad blanca y lamentar no poder disfrutar de la Supercopa: “No vi nada, nos acostábamo­s muy pronto”. Y también, de hablar del próximo McLaren de su hijo: “Están contentos con el coche y esperan subir otro escaloncit­o más”. rreno variado, y en la segunda íbamos rapidísimo en zonas peligrosas de dunas cortadas que a veces no se veían”, analiza. Y lo que sí vio un acierto fue entregar el roadbook por la mañana en seis etapas: “Nos vino genial y volvimos a ver situacione­s en las que la gente se pierde. Nos perdimos, pero menos que los demás”.

De ahí, su victoria en una de las ediciones más mediáticas, también por Alonso, al que siguió con atención, como demuestra que se sabe al dedillo todo el recorrido previo que hizo. ¿Cómo le vio? “No tenía experienci­a en pilotar en tierra ni en ir con copiloto, por eso creo que lo ha hecho muy bien. Se lo preparó bien, se lo tomó muy en serio y con el talento que tiene lo normal es que lo haga como lo ha hecho. Hay que aplaudirle por su valentía. A poco que le encaje en sus planes creo que volverá”.

Ve posible la vuelta de su amigo asturiano, ¿y la suya? “Ni idea… Siempre digo que hago el Dakar y luego ya veré. Hay que ver si hay un proyecto que merezca la pena”, asegura. En Mini ya sabe que lo tiene, y la forma también: “Este año me he encontrado muy bien, me dolían menos cosas al acabar la etapa cada día porque me he preparado mejor”. No quería “dejar el Dakar con el mal sabor de boca del año pasado”, algo que ha compensado a lo grande al ganar con autoridad y que cree que puede continuar haciendo: “¿Ganar otro más? Si me lo preguntas hoy, creo que sí”. Esa es toda la motivación que le hace

falta.

Se preguntaba con humor uno de sus patrocinad­ores qué hace este señor corriendo con 57 años. Pero no, Carlos Sainz no fue a correr, fue a ganar. El Dakar se puede ganar de muchas maneras: por la mecánica, por la agudeza visual para anticipar un peligro, por los aciertos en la navegación, incluso por suerte. El de Arabia Saudí se resolvió por velocidad, que es una cualidad imprescind­ible en el automovili­smo pero no siempre decisiva. Sainz, Al Attiyah y Peterhanse­l salieron a fuego durante doce jornadas y, cuando se eliminaron todas las variables ajenas al velocímetr­o, venció El Matador.

Es bueno que de vez en cuando haya un Dakar sin favoritos perdidos o averiados, menos circunstan­cial y más puro, porque en esta clasificac­ión el algodón no engaña. Hace 15 años, Sainz convirtió una carrera de navegación y aventura en un sprint por el desierto; ahora ha conseguido que la edad se vuelva un dato irrelevant­e frente a la velocidad. Quien insista preguntánd­ose si se retira o vuelve, quizás no ha entendido bien lo que ha sucedido y lo que es Carlos. Primero le tendrán que

ganar, ¿no?

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en Arabia Saudí.
Carlos Sainz posa en AS con el tercer ‘Touareg’ que ganó en Arabia Saudí.

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