AS (Levante)

Partido fácil para el veterano árbitro González González

- C. A. FORJANES / EL ANÁLISIS

Gol de Varane.

En el minuto 6, Varane remató un pase de Kroos. Se revisó la posición del francés y de Vinicius: el brasileño no tocó el balón, pero sí pudo desviar la atención del meta zaragocist­a Ratón.

¿Penalti a James?

En el minuto 13, James controla el balón en la frontal del área zaragocist­a, entra en el área y cede a Vinicius. Tras pasar el balón, un defensa zaragocist­a derribó al colombiano. González González no vio la acción porque siguió la trayectori­a del esférico.

Cambio de Ramos.

En el minuto 68, Sergio Ramos fue sustituido por Nacho. El capitán tuvo que haber salido por el punto más cercano a dónde estaba y no cruzarse el campo.

González González.

Partido fácil para él. Con el gol tan temprano de Varane, el partido se le puso de cara. No tuvo jugadas de área ni cerca de ellas por lo que pudo sacar un partido con nota ayudado por todas las circunstan­cias.

El único pero del Real Madrid en La Romareda fue Luka Jovic. No es el típico caso de que la conjunción adversativ­a funcione para anular la primera parte de la frase. El equipo blanco dominó al Zaragoza en su serio camino a por la Copa, aunque sigue sin comprender a su delantero centro suplente.

La estadístic­a de Jovic ayer fue delatora. Sólo tocó la pelota 14 veces en 73 minutos, menos de la mitad de toques de balón que su portero. Areola lo hizo en 34 ocasiones. Jovic dio apenas siete pases (¡uno cada diez minutos!), tres veces menos que el cancerbero francés. Cuando el futbolista más cercano a tu portería interviene más que el hombre más cercano al arco rival, mal asunto.

No es que a este Madrid que funciona como un orfeón (diez goleadores diferentes sólo en enero) le hagan falta los goles de Jovic. El pero es a medio plazo. Se le fichó a precio (60M€) de gran delantero a medio punto de cocción para que absorbiera todo lo que pudiera de Benzema, pero está desconecta­do y, lo que es peor, pareciera que incomoda al resto del equipo, acostumbra­do a la movilidad extrema de Karim.

“Jovic sabe que tiene que trabajar, se tiene que adaptar... le van a venir bien estos momentos complicado­s”, fue la receta que le recomendó Zidane en Zaragoza. No sonó a reproche. Menos viniendo de un técnico que sacó capa y escudo para defender al balcánico en Arabia Saudí: “Es el futuro, hará muchos goles aquí”.

Pero el caso es que Jovic sólo recuerda la sensación de marcarlos de sus días en el

Eintracht. En el Madrid, un tanto en 748 minutos. Con el club frankfurte­r llevaba a estas alturas de la temporada pasada 18 goles, incluido un glorioso póquer al Fortuna Düsseldorf (tres con la izquierda, uno con la diestra y otro de cabeza).

Pero ese día en el que revolucion­ó la Bundesliga

explica bien cómo es Jovic. Las cinco dianas fueron al estilo Hugo Sánchez,

a un toque. Pim, pam, pim. La antítesis de Benzema. Al francés apenas le une una timidez compartida que Karim se quitó desde que se fue Cristiano. Jovic, por contra, está teniendo problemas con el idioma (aunque Modric le echa un cable) y, en el campo, se mete en su caparazón. Un misterio que le toca desentraña­r a Zidane.

Llamativo No hace ‘clic’ y el curso pasado, a estas alturas, llevaba 18 goles

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Jovic pelea un balón con el zaragocist­a James, en otro partido para olvidar del delantero serbio.
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