AS (Levante)

Pañolada antes del partido y gritos de “Bartomeu, dimisión”

El club ordena una auditoría interna

- J. JIMÉNEZ /

Importante pañolada para Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça, en los instantes previos al Barcelona-Eibar. De manera inesperada pese al escándalo I3 Ventures (se especulaba que con la cantidad de turistas que puebla el Camp Nou cada fin de semana no sucediese), el Camp Nou se manifestó contra el presidente. La salida del equipo se acompañó de una pañolada. No exagerada, pero sí lo suficiente­mente importante como para que se generase debate. Mientras unos enseñaban pañuelos en el Camp Nou, otros socios respondían con pitos. El asunto fue a más. Hubo gritos de “directiva, dimisión”, que fueron respondido­s con más pitos por la grada. Soto Grado pareció colaborar, porque el partido no empezó hasta pasadas las 16:05 horas. El gol anulado al Eibar al inicio del partido, además, multiplicó las protestas y las personaliz­aron. “Bartomeu, dimisión”, se escuchó desde la Grada D’Animació del Gol Nord del Camp Nou. Los gritos volvieron a ser contestado­s por otra parte de la grada.

Como la polémica parece que no abandona a Bartomeu en las últimas fechas, tras el partido corrió como la pólvora la imagen del presidente azulgrana sentado en el palco del Camp Nou detrás de una pegatina con el escudo del Real Madrid en el videomarca­dor. La pregunta que se hacía la directiva culé era: ¿cómo es posible que alguien colocara el escudo del principal rival de los azulgrana en esa zona?

La grada está que arde con el presidente del Barça, cuya directiva ha incendiado al vestuario y a los aficionado­s. El prólogo fue una protesta épica contra un despropósi­to que avergüenza a la historia de las directivas del equipo. El partido mismo, sin embargo, hizo que esa misma grada, mezcla de turistas y de aficionado­s pata negra, se levantara en homenaje al presidente moral del barcelonis­mo, Lionel Messi. Su gesta serenó los ánimos primero y luego enardeció los colores hasta los límites de la pleitesía. El suyo fue un homenaje a la grada que dejó sentado a Bartomeu a partir de la multitudin­aria protesta.

Piqué, el otro presidente moral, aplaudió al público cuando dejó el campo, y este gesto ayer no era anecdótico ni formal, es parte de la simbología enrabietad­a de los jugadores que se sienten perjudicad­os por la oscura intromisió­n de la directiva. El fútbol depende de los datos y del juego, lo demás es gestión o digestión. El Barça, que ayer batió el récord goleador de la historia de LaLiga antes de que el Madrid jugara en Valencia, está en plena digestión de un drama, pero mientras haya Messi hay esperanza de que sus goles levanten el ánimo.

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Messi celebra su cuarto gol.
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Bartomeu, detrás de un escudo del Madrid.
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