Los malos hábitos y Messi entre la mediocridad

Querido Tomás, vuelves a tener hora con el dentista. Dos visitas en una semana, la primera fue la del City,

no hay cuerpo que lo aguante. Después de que Guardiola pasara el miércoles dejando la tarjeta de visita habitual en el Bernabéu, hoy llega Messi.

Debe de ser duro. Es como encontrarte primero a tu ex en el restaurante en el que estás cenando solo y luego cuando vas a tomar una copa te encuentras con tu ex suegra. Todo en la misma noche.

Guardiola ya hizo lo suyo y ahora le toca hacerlo al Barça.

Y no es lo mismo. Los culés andan muy seguros de sí mismos gracias a esa bendita mala costumbre que han cogido de ir a ganar al Bernabéu un año sí y otro también. Ocho victorias en los últimos once años a mí me parece un hábito terrible, porque yo que crecí cuando ir a Madrid y empatar era un éxito me empiezo a tomar este partido menos en serio de lo que debiera. Ganar en el Bernabéu se está convirtiendo en la norma y, reconozcámoslo, el equipo blaugrana no está para ir de sobrado por la vida. Aunque sea el líder y haya sacado un buen resultado en el partido de ida de los octavos de Champions.

Claro que si miras lo que pasa en tu barrio, uno se consuela (estúpidamente, lo admito). Puede que este sea el Clásico en el que los equipos llegan peor en los últimos años. La mediocridad es sofocante por uno y otro lado. Lo que pasa es que aquí nos rasgamos las vestiduras a la mínima y vosotros sois la orquesta del Titanic y seguís diciendo que el barco no se hunde cuando estáis de agua hasta las cachas. Entre unos y otros, nos quedará la carta de Messi, que siempre acude al rescate.