COMPAÑERO DE RNE
■ José Maria ‘Chema’ Candela falleció ayer en su domicilio a los 59 años, también por el coronavirus. El histórico periodista de Radio Nacional y de Televisión Española cubrió durante años la información del Atlético de Madrid. Llevaba una semana en estado grave y un tuit de su compañero José Luis Toral avisó del final: “Aún no me lo puedo creer AMIGO mío. Excelente persona que seguro ya estás en el cielo. Criticábamos que no se tomaran medidas contra el maldito virus y ahora se te ha llevado”. DEP. de la sección de motor de AS, tanto en la faceta de competición como en la relacionada con el producto. Ahí también fue un precursor al incorporar este tipo de contenidos a un medio deportivo. Además dentro del Grupo Semana, propietario entonces de AS antes de su adquisición por el Grupo Prisa en 1996, lanzó dos revistas mensuales especializadas, ‘Top Auto’ y ‘Top Moto’.
Fue siempre un periodista incisivo, valiente y entregado a la profesión que vivió con la pasión que siempre le caracterizó. Maestro y referencia para toda una generación de periodistas especializados, incluso una vez superada la edad de jubilación se mantenía plenamente activo con varios productos editoriales de carácter personal, además de contar con una presencia en redes y un conocimiento de las nuevas tecnologías poco habituales en una persona de su edad. De hecho, seguía desarrollando su actividad con total normalidad, siempre rebosante de ideas, ilusiones y proyectos que ahora se han visto truncados.
Desde AS queremos transmitir nuestro más sentido pésame por esta pérdida irreparable a Concha, su esposa; a su tres hijos, Concha, Yolanda y Tomás, así como al resto de sus familiares y amigos. Se ha ido un periodista de raza, una persona excepcional. Descanse en paz.
Conocí a Tomás en la trastienda de Vespashop, uno de sus múltiples negocios. Por aquel entonces editaba una revista, ‘La Bici’, en la que comencé a colaborar probando bicicletas de trial y BMX. Una vez terminada la ‘mili’, no dudó un segundo en darme la alternativa en este diario en el que ahora le homenajeo con mucha tristeza. Aprendí todo sobre periodismo a su lado. Le debo todo a nivel profesional, y mucho a nivel personal. Tomás fue mi mentor, mi jefe, mi maestro y mi amigo. Un segundo padre.
Controvertido como pocos, de Díaz-Valdés aprendí muchas cosas, pero me gustaría destacar particularmente dos en concreto. Por un lado, sus infatigables ganas de trabajar siempre. Para él no había horas de descanso ni días de vacaciones, aún cuando la vida le sonreía y no necesitaba juntar letras para subsistir económicamente. Por otro, el olfato periodístico, que le llevaba a conseguir informaciones de las maneras más inverosímiles posible. Pero, por encima de todo, de Tomás hay que destacar a la persona. Tras su figura oronda y su poblado y siempre reconocible mostacho se escondía un gran corazón que le llevaba a ayudar a todo aquel que se lo pedía. Ha sido pionero en el periodismo del motor, maestro de muchos y promotor de un elevado porcentaje de ‘plumillas’ sobre ruedas. Descanse en paz.