AS (Levante)

Lemar sigue sin pena ni gloria

Simeone confía en él pese a su escasa aportación

- —F. J. DÍAZ

■ Simeone rotó ante el Valladolid y sólo cuatro jugadores repitieron del anterior encuentro. Uno de los que entró fue Lemar, que pasó inadvertid­o y fue cambiado en el 56’ por Carrasco. El belga le va comiendo terreno al francés, quien podría estar jugando su última campaña en el Atlético. Esta noche no se le espera en el once. Lemar disputó 27’ ante el Athletic, no jugó ante Osasuna y fue titular el sábado. No es determinan­te, pese a su clase. Ante el Valladolid lo intentó, pero no le salió casi nada. Perdió 15 balones y dio 20 pases buenos. Su mejor aportación fue un disparo lejano que estuvo a punto de ser gol.

Lemar ha jugado 1.119 minutos en 26 partidos (19 de LaLiga y siete de Champions), sin goles ni asistencia­s. La llegada de Carrasco, la polivalenc­ia de Correa y la irrupción de Llorente le restan protagonis­mo. Su futuro parece complicado, aunque Simeone no deja de confiar en él.

para controlar los ángulos muertos, y a lomos de dos laterales igual de alegres que Navas y Reguilón. Sin embargo, el Submarino, sin necesidad de mandar como suele, encontró la portería con la facilidad que se le resistió en invierno. En el 18’, Alcácer puso a su equipo en ventaja después de otra diagonal de Gerard, de esas que todos conocen y pocos frenan, y que siguió con un tibio cabezazo de Anguissa y un rechace de Vaclik que Paco no desaprovec­hó. El ariete es feliz a un toque. Lo bueno, si es breve, dos veces bueno. El Villarreal pareció entonces sacudirse la presión alta de En Nesyri y empezó a encontrar a Chukwueze, que es como más cómodo se encuentra. Fue feliz mientras le duró la gasolina al nigeriano. La solidez de Albiol y Pau le daba alas. Hasta que Escudero se sacó un latigazo que no dio tiempo a Asenjo a sacar las manos en su vuelo de compromiso. Ni Villarreal ni Sevilla dominaban, así que el empate dejaba igual de felices que descontent­os a los

PUERTA 1 1 1 1 1 0

5

2 2 1 0 1 1 0 0 7

FUERA 1 0 0 0 0 1 2

1 1 1 2 0 0 1 1 7 dos rumbo al descanso. Pero la nueva normalidad ha traído también novedades en el fútbol. El descuento es una eternidad. Al cuarto minuto de la prolongaci­ón, Cazorla botó un córner que encontró la cabeza de Pau. El central puso en ventaja a su equipo, y colorado a su marcador.

En el segundo tiempo el Sevilla apretó de lo lindo. Consciente de que el Villarreal se ponía a dos puntos, sacó fuerzas de flaqueza. Lopetegui metió tres revulsivos de una tacada y la jugada la bordó. El Sevilla tuvo otro vigor, Navas y Ocampos hicieron un surco en su banda y Munir aportó al ataque todo el sentido que añoraba. Cuando el canterano del Barça amenazaba con ser Bojan, ha resurgido a tiempo y con personalid­ad. En el 59’, Jordán tuvo el empate, pero entre Asenjo y el colegiado le frenaron. Sólo unos minutos después, Navas puso otro caramelo que Munir empalmó con tanta violencia como puntería. Asenjo volvió a estirarse con pereza. Si en los dos goles fue trasparent­e, en un mano a mano con De Jong, que cabeceó en sus barbas, fue decisivo. El empate no trajo debates. Con el pitido final sólo había un ganador al que abrazar: bienvenido, Bruno.

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Lemar, en un entrenamie­nto.
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