AS (Levante)

Medio alirón

El Madrid se queda a una victoria del título ● Mendy y Benzema marcaron en la primera parte

- LUIS NIETO

En el informe forense de esta Liga constará la importanci­a de la ruta 66 del Madrid: Courtois, Ramos, Casemiro y Benzema. Cuatro lugares de paso obligado, más la compañía de un coro numeroso, para llegar hasta el título. Pero será, sobre todo, la Liga de Zidane, que casi con el mismo grupo que se despeñó el año pasado (Hazard y Militao han pasado de puntillas y Mendy ha sido intermiten­te) ha sabido mantener el ritmo en esta carrera de fondo que ha durado cinco estaciones (es la primera Liga con dos veranos). Al Granada lo despachó con un partido serio en la primera mitad y pasando las de Caín en la segunda.

El encargo de echarle la persiana a la Liga le cayó a ese Madrid multimedia que Zidane se inventó en la Supercopa frente al Valencia con éxito de crítica, público y marcador. Ese partido, con los mismos cinco centrocamp­istas que los que alineó en Los Cármenes, prácticame­nte todos los disponible­s (James ha pedido virtualmen­te la cuenta), y Jovic fue la obra cumbre de un equipo que, contrariam­ente a su costumbre, ha sido más roca que martillo. Luego lo repitió en dos derbis ante el Atlético, uno también en Arabia y otro en el Bernabéu, con una pérdida de fulgor apreciable. El plan era el abordaje de la pelota ante un adversario vigoroso y también un golpe suave de timón a un equipo visiblemen­te más contento con sus resultados que con su juego. Esta vez Valverde comenzó como interior y Modric vencido a la banda derecha.

También creyó Zidane que mejoraría las posibilida­des de su equipo por dentro frente a este Granada elástico y abierto que defiende con cinco y le da dos papeles a Foulquier: lateral sin la pelota, viceextrem­o con ella. No fue ni lo uno ni lo otro. En seis minutos el Madrid aprovechó ese sí pero no del francés para hacer dos goles por su parcela que dieron medio carpetazo al partido y quizá a LaLiga.

En esa espesura andaba el choque cuando Mendy, uno de los dos jugadores de campo que aún no había marcado en el Madrid, se sacó un gol de la chistera. Merodeó en el vértice del área, buscó un apoyo que no existía y entonces lo apostó todo a un esprint imposible que Víctor Díaz se tragó. Casi sin ángulo metió un zapatazo brutal por el palo de Rui Silva. Un gol de esos que siempre dejan mal al portero, pero también el reconocimi­ento al buen ojo de Zidane con un lateral sobrado de caballos.

Y de inmediato, por esa puerta abierta de par en par, se coló Benzema para llegar al mismo sitio por distinto camino: recorte hacia dentro y remate colocado con la derecha. Definitiva­mente es el jugador de esta Liga, la filarmónic­a del Madrid, el sexto centrocamp­ista, el primer delantero y en los córners ajenos el quinto defensa, la versión blanca y silenciosa de Messi. Nada que ver con aquel mayordomo inconstant­e que durante tantos

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Este enredo en el área del Madrid pudo suponer el empate del Granada en el segundo tiempo. Acabó con falta de Germán sobre Courtois.
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