Le sobra una rueda
Hamilton ganó con un neumático pinchado y Verstappen no le alcanzó por una mala estrategia de Red Bull
Hamilton se molestó con el único coche que llegó a adelantarle en el GP de Gran Bretaña: "El safety car tiene que ir más rápido…". Se impacientó, no está acostumbrado a perseguir, aunque fuera circunstancial. Dos accidentes fuertes condicionaron la primera mitad de la carrera y le obligaron a esmerarse en las resalidas. A partir de ahí se presumía paseo por la campiña inglesa, en un día soleado pero ventoso, y triunfo implacable en Silverstone, el séptimo en casa para él. Jugó con Bottas, le ofreció una diferencia controlable, y se divirtió. La gracia es que luego Hamilton tuvo que sudar de lo lindo para cruzar bajo la bandera a cuadros sin una rueda, derrapando en las últimas curvas sobre un Mercedes incontrolable. Pero primero, claro.
Los dos coches negros estuvieron en su planeta casi toda la carrera hasta que volvieron a la realidad, de golpe, cuando a dos vueltas del final reventaron ambos el neumático delantero izquierdo, castigadísimo. A Bottas le dejó sin puntos, lo increíble es que Lewis no perdiese el liderato frente a Verstappen, arrastrándose hasta alcanzar la meta con cinco segundos raspados de ventaja.
El domingo había sido tan plácido para el neerlandés, muy inferior a Mercedes y muy superior al Ferrari de Leclerc, que su equipo se despistó y no supo convertir el problemón de Hamilton en una victoria: le pararon por segunda vez para buscar la vuelta rápida cuando delante el británico se defendía a la pata coja. El monegasco acabó tercero, champán impensable antes de empezar gracias al drama de Valtteri y mucho resultado para tan poco monoplaza.
Sin premio. Las posiciones estuvieron siempre definidas delante y es justo decir que el espectáculo antes lo puso Carlos Sainz, aunque no sacó nada a cambio. Salió séptimo y adelantó en la primera vuelta a su compañero, Norris, y al Racing Point de Stroll. Antes de completar el paso por meta inicial, Albon tocó a Magnussen y le mandó al muro, provocando el primer coche de seguridad. El accidente fue feo, pero no tanto como el de Kvyat en la vuelta 12, cuando estrelló solo su Alpha Tauri contra las protecciones en las curvas de Maggotts y Becketts, a muy alta velocidad. Quedó en un susto.
Toda la parrilla aprovechó el segundo parón para cambiar neumáticos y fue una ventaja para el madrileño, que empezaba con blandas cuando los rivales directos calzaban medias. Era sexto al abandonar el pit lane porque Grosjean no paró en busca de una estrategia banzai. Tuvo que trabajarse el adelantamiento, el francés de Haas fue duro y sucio, cambiando de trazada en la frenada hasta el punto de recibir una advertencia de los comisarios. Pero el de McLaren sacó toda su agresividad para secarle en la curva Stowe y consolidar el quinto, ganando en la pista tres puestos. Uno más, cuarto gratis, llegaba superando al tullido Bottas. Era el final soñado... hasta que su goma delantera izquierda tuvo el mismo trágico final que la de los Mercedes. Sainz debió llegar a boxes en las lonas y sin posibilidades de acabar en los puntos. Fue 13º final.
Ricciardo pasó a Lando Norris y se hizo con el cuarto, ambos estuvieron enzarzados desde el inicio. Ocon y un brillante Gasly consiguieron adelantar al correoso Stroll en el rush final después de repasarse varias veces. Albon, el canadiense y un decepcionante Vettel, o su Ferrari, cerraron el top-10.
Con otro giro de los acontecimientos, Hulkenberg no pudo correr por problemas irreparables en su Racing Point antes de la salida. Quizás tenga la oportunidad el próximo domingo, dependerá de la recuperación de Sergio Pérez.
El podio Bottas tuvo el mismo problema, Max fue segundo y Leclerc, 3º
Sainz Sufrió también un reventón cuando iba cuarto y terminó 13º
Nos apasiona el deporte porque las certezas no existen. Hay tendencias, pronósticos, favoritos... pero ninguno de ellos absolutos. La Fórmula 1 en Gran Bretaña lo ha vuelto a refrendar, por enésima vez. El final de la carrera en Silverstone no lo hubiera anticipado el guión más disparatado, ni siquiera la forma en la que el ganador conquistó una victoria que parecía tener asegurada. Hamilton cumplió con su objetivo, sí, pero con una rueda de su imbatible Mercedes destruida y sufriendo mucho más de lo imaginable. La suerte del campeón se llama, porque de otro modo no se puede explicar que logrará cruzar la meta en esas condiciones y que su perseguidor, el caníbal Verstappen, se hubiera quedado sin opciones al realizar un cambio de neumáticos añadido para buscar la vuelta rápida.
Es lo maravilloso de la competición, de esa búsqueda de la excelencia del triunfo que nadie tiene garantizado de antemano, ni los que parecen más cualificados para ello. Por el mismo motivo Bottas se queda algo descolgado en su lucha particular por el título con su compañero (si es que realmente existe), mientras que Sainz perdía una recompensa merecida para una actuación próxima a lo impecable. A diferencia de Hamilton, la fortuna no quiso estar de su parte y se quedó fuera del juego cuando acariciaba el podio... Una lástima, sin duda, aunque debemos quedarnos con la sensacional arrancada del madrileño, demostrando de nuevo que es capaz de aprovechar sus oportunidades como pocos. En fin, carreras. Emoción. Deporte. Vida. Disfrutemos de todo ello.