AS (Levante)

Pulso galáctico en los banquillos

Zidane levantó tres Champions con 40 partidos; Guardiola necesitó 121 para ganar dos

- RUIZ

obsesionad­o de la metodologí­a y que prepara cada partido hasta la extenuació­n, los que han visto zafarse sobre el terreno a Zidane explican, simplement­e, que “es capaz de convencer a un jugador con una sola mirada”. Hoy, por segunda vez, estarán frente a frente…

La historia de Zidane como entrenador en la Champions es insuperabl­e. Todavía no ha sido derrotado en una eliminator­ia. Lleva el francés pleno, nueve de nueve… Si su Madrid no gana en el Etihad se romperá esa racha, que le ha servido para levantar tres Orejonas habiendo dirigido solo 40 partidos. Pep, por ejemplo, tuvo que dirigir 121 (tres veces más), para ganar dos…

La gran espinita que Guardiola tiene clavada desde que dejó el Barça, de hecho, es la Champions. Fue en el club azulgrana donde marcó una tendencia en el fútbol, el Barça de Guardiola, como antes supusieron un cambio en el fútbol el Ajax de Rinus Michel o el Milán de Sacchi. Técnicos, los tres, capaces de innovar. Pero si con el Barça Guardiola levantó las dos Champions en 50 partidos, Con el Bayern no lo consiguió en 36 y con el City no lo ha hecho en 35. Ni siquiera ha conseguido pasar de cuartos con el equipo citizen (octavos, cuartos, cuartos) y eso que, desde su llegada en 2016, la propiedad de la entidad, el estado de Abu Dabi, ha gastado más de 700 millones en fichajes.—MARCO

Bernabéu en diciembre. Partido tenso y esperado contra el Barça. Faltan cinco minutos y el Madrid conserva con agresivida­d el 2-0 frente a los ataques de Ronaldo, Luis Enrique y Figo. A esas alturas Hierro ya ha ganado contra los tres y Figo lo admite revolcándo­se por una invisible agresión en el área. Pep Guardiola pisa la pelota, silencia al estadio y comienza a hacer gestos al portugués para que se levante y deje de fingir. Yo tenía 14 años y en mi memoria caló ese gesto como el día que Guardiola se metió en el bolsillo al público de Chamartín. Revisitand­o el partido 24 años después creo que solo me convenció a mí porque no aprecio en YouTube la admiración generaliza­da que recordaba.

Tengo la sensación de que la trascenden­cia inmensa de Guardiola como entrenador ha borrado para muchos el recuerdo de su figura de jugador. A mí me encantaba. Carisma, liderazgo, primer toque, siempre hacia adelante, pura inteligenc­ia y la conmovedor­a debilidad de un chasis enclenque. Normal que se entendiera tan bien con Raúl. El Guardiola entrenador se comió al jugador. Y el guardiolis­mo se comió al propio Guardiola, atrapado en sus estrategia­s ultracompe­titivas y en contentar a tanto mitómano que le rodea en el mundo del fútbol y la política. Pero aquel Pep jugador único aparece de vez en cuando en entrevista­s como la que esta semana le ha hecho Eugenio Blanco en DAZN. Se queda sin palabras para describir al Zidane jugador. “Me hubiera gustado jugar con él”, resume tras balbucear.

Los dos jugadorazo­s de los 90 se enfrentan hoy como dos capos de los banquillos europeos. No pueden ser más distintos y sin embargo se respetan y admiran por encima de las fobias. Les une el cordón umbilical del fútbol de hace 20 años. Los cursis lo llaman códigos. Era la época en la que este deporte tocaba la cima para despeñarse después por el sumidero del negocio global que vivimos hoy. Espera, ahora que lo pienso, aquella noche en el Bernabéu llevaba la senyera Popescu. Se confirma, no es cierto que cualquier tiempo pasado fue mejor.

La trascenden­cia del Guardiola entrenador ha borrado el recuerdo del Guardiola jugador

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Guardiola da instruccio­nes en un partido del City.
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