“Ahora pretendo volver a ser campeón mundial”
Maravilla regresó tras seis años retirado para noquear a Fandiño en siete asaltos
Sergio Maravilla Martínez esbozó una sonrisa cuando pisó el césped del Malecón de Torrelavega. No eran las más de 40.000 personas que congregó en el estadio de Vélez Sarsfield en 2013, tampoco Nueva York o Las Vegas... pero el argentino cumplía un sueño. Superó un calvario de lesiones en su rodilla, trabajó durante dos años para pisar el ring de nuevo, y lo hizo a los 45. Esas sensaciones volvieron a su cabeza cuando José Miguel Fandiño no pudo levantarse de la lona. Maravilla se arrodilló y se abrazó a su entrenador, Tinín Rodríguez. El KO llegó en el séptimo asalto, pero pareció que pudo ocurrir bastante antes. “Necesitaba ring, contacto con las cuerdas, con el árbitro... Eran seis años fuera. Por suerte no tuve problemas. Mucho tiempo sin volver... demasiado hice”, apuntó el excampeón mundial todavía sobre el cuadrilátero.
El argentino lució bien. Fandiño es un púgil bravo, que se quedó maniatado desde el principio con la técnica de Martínez. Con los amagos constantes, Maravilla le hizo dudar y evitó sus embestidas. Con los golpes en diferentes planos realizaba trabajo sucio. Nunca quiso arriesgar, era la máxima en su esquina y fue madurando a su oponente. Cuando lo tuvo, apretó y ahí recibió algunas contras duras. ¿Aguantaría? Ni pestañeó. Era una de las preguntas que no tenía respuestas. Esperó y con un golpe al hígado en el séptimo fulminó al español.
Después, con el micro delante, llegó la pregunta del millón. ¿Se trataba de un show puntual? “Esto es el comienzo de algo muy bonito. No pararé hasta ser campeón mundial de nuevo”, confirmó el argentino antes de romper a llorar. “Ahora regresé al ring. Necesito más combates para acabar de sentirme cómodo. Después iré a por Ryoto Murata (campeón del mundo AMB Regular, o interinato, del peso medio), lo tengo en mi agenda, pero está como a tres o cuatro peleas”, añadió. El plan ya se encuentra trazado en su cabeza. Y nada parece frenar su ilusión. Es una maravilla volver a verte en el ring, Sergio.