AS (Levante)

Otaño acalló a Van Looy: “Hoy no toca ir despacio”

El vasco se reservó para ganar en Bourg d’Oisans

- POR JUAN GUTIÉRREZ

Privas acoge por primera vez una meta del Tour, pero ya había tenido presencia en el recorrido con una salida en 1966 que desembarcó en Bourg d’Oisans, en las faldas del Alpe d’Huez, con la victoria de un español: Luis Otaño (Rentería, 25-1-1934).

Otaño vivía ya el crepúsculo de su trayectori­a a los 32 años, en la novena de sus diez participac­iones en el Tour. Su mejor cosecha la había recolectad­o en otras carreras, con tres etapas en la Vuelta, donde además acabó segundo en 1964 a 33 segundos de Raymond Poulidor; con otros dos triunfos parciales en el Dauphiné, y con dos Campeonato­s de España. El guipuzcoan­o era un todoterren­o que sobresalió principalm­ente como doméstico. En especial de Bahamontes, con quien formó el equipo que coronó al Águila de Toledo en 1959, a quien luego acompañó al Margnat-Paloma. Y también de Roger Riviére, que le fichó para el Saint Raphael después de verle rodar en una contrarrel­oj de la Vuelta.

Junto a Fede fue testigo de algunas de sus sonadas peleas con Jesús Loroño: “Siempre estaban a la gresca. Como Bahamontes no bebía nunca vino en la cena, Loroño sí lo hacía y el otro se enfadaba. Si Bahamontes decía que los tomates estaban malos, entonces Loroño alababa su sabor y volvían a discutir”.

Aquel 6 de julio de 1966, Otaño corrió por su propio interés. El día antes le dijo a su director del Fagor, Periko Matxain, que se iba a reservar en la contrarrel­oj de Vals les Bains. Su amigo Leopoldo Michelena, un industrial que le había ayudado mucho durante su carrera, se lo aconsejó por teléfono en la jornada de descanso de Luchon: “Tú no tienes nada que hacer en la general. Mejor te tapas en la crono, y luego atacas el primer día de los Alpes”. Y así lo hizo. Durante los primeros kilómetros, Rik Van Looy intentó bloquear la etapa. “Despacio, despacio…”, decía el belga mientras metía cuneta. “Cuando había que ir despacio era en la contrarrel­oj, hoy no toca”, le respondió el vasco, antes de marcharse con Julio Jiménez y Joaquín Galera, a quienes descolgó por primera vez en el descenso del Grimone, antes de sufrir una caída. El siguiente estacazo ya fue el definitivo. Matxain pasó miedo durante la última bajada del Ornon, pero era el día de Luis Otaño. Estaba escrito.

Otaño se retiró tras la temporada de 1968. Sufrió una caída en una carrera en Vizcaya, se rompió el ligamento cruzado, y ya no volvió a competir. Sus allegados le habían aconsejado que se formara para abrir un negocio, una ferretería. Así lo hizo. Y allí sigue: en el centro de Rentería.

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Luis Otaño, en carrera.

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