Yuri, que se estrenó este curso con Nolaskoian, se fue con molestias
Sevilla y Athletic se repartieron los dos bolos de 80 minutos cada uno (2-1 y 0-1, respectivamente) en el Pinatar Arena. Partidos con aspecto de pretemporada, aunque uno debería haber empezado la campaña y el otro ya lo ha hecho. El primer asalto, con mucho calor y piernas pesadas, fue para los hispalenses, y el segundo, ya con una apariencia de ensayo general para LaLiga, para los rojiblancos. Era la primera derrota de los nervionenses en siete meses, desde el 9 de febrero ante el Celta. Muy buenas caras, pese a algún encontronazo, entre dos entidades que se llevan de cine y hasta han puesto el campo del ayer rival como alternativa por si el coronavirus cierra las puertas de su feudo.
Los hispalenses pegaron primero gracias a su superioridad tras el descanso. Yeray y Yuri, que se estrenó al fin este curso junto con Nolaskoain, tuvieron que abandonar el terreno de juego con molestias. A la media hora, Escudero abrió la lata con un zapatazo lejano ajustado al poste y en la segunda parte empató
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Muniain tras un penalti a Williams, que sigue seco de cara al gol, y sentenció En Nesyri.
Los protagonistas cambiaron en el segundo encuentro. No solo mudaron las caras, también la estampa general, con una traza más titular. La temperatura fue refrescando y eso permitió alguna alegría más. Los 22 protagonistas se reconocían como posibles onces que perfectamente pueden saltar a LaLiga cuando les toque y hubo más tensión y pelea. De hecho, se vieron seis tarjetas amarillas. El Sevilla está en pleno rodaje, pero en el choque había un barniz más táctico. Lopetegui arrancó con tres centrales y dos carrileros largos, y Gil fue moviéndose por varias posiciones ofensivas.
Se estrenó Acuña. De Jong y Villalibre eran dos espectadores durante el primer tiempo, aunque el neerlandés vio pasar cerca el balón en un mayor número de ocasiones. Ambos equipos se centraron en sincronizar una presión adelantada que puso en evidencia los automatismos para sacar el balón desde atrás. Iñigo Vicente salió con ganas de protagonismo. Un centro suyo con la derecha tras recorte permitió a Villalibre realizar un prodigioso cabezazo que se coló por la escuadra.
Tocado