AS (Levante)

La eurocatást­rofe

El equipo de Zidane fue incapaz de reaccionar ● El Inter le da una vida extra: estará en octavos si gana al Borussia

- REMATES REPORTAJE GRÁFICO JESÚS ÁLVAREZ ORIHUELA Y AGENCIAS

PUERTA

1

1

1

1

0

4

2

2

2

1

1

1

0

0

9

FUERA

1

1

0

0

1

3

1

1

0

1

1

0

1

1

6

El problema es que este Madrid se distrae con extrema facilidad. Una falta crucial de Varane a Moraes que lesionó al brasileño cambió la dinámica. El equipo de Zidane perdió el hilo y el Shakhtar encontró por donde respirar. Es un grupo hegemónico en su Liga y verse sin la pelota le incomoda. Y es que el Madrid es capaz de ser un equipo y el contrario en un mismo partido. Incluso en un mismo tiempo. Antes y después del receso, Asensio apuntó buenas noticias. Ofreció su mejor versión en meses. Quizá la izquierda sea su banda, aunque a él le apetezca menos y a Zidane tampoco le haga feliz tener otro competidor para Hazard. A la media hora, Trubin le sacó milagrosam­ente un remate al balear, que había bordado una combinació­n con Odegaard.

El segundo asalto del Madrid antes del descanso también acabó sin gol, el muro con el que se topa incluso en sus mejores días. Benzema no tiene siempre el mismo apetito y a Odegaard le falta pegar la patada en la puerta.

La segunda mitad volvió con el mismo dominio del Madrid y cinco minutos locos: a Nacho se le fue alto un cabezazo cuando Trubin había sacado ya bandera blanca; Courtois le quitó el gol a Taison, el mejor de los ucranianos, y Dentinho adelantó al Shakhtar en un error terrible de Mendy, que se volvió creativo en área propia y asistió al brasileño.

Ahí volvió a evidenciar­se que el Madrid no es sólo un equipo sin pegada, sino también sin mandíbula. Ese gol inesperado, en cierto modo inmerecido, provocó un desvanecim­iento descomunal. Perdió la orientació­n, la pelota, el orden y hasta la esperanza. Quedó, durante unos minutos, un equipo bloqueado, sin capacidad de respuesta, blandísimo en el eje, donde Kroos y Modric no son precisamen­te andamio, y sin ánimo para retomar su presión inicial. Y de pronto, tres cambios, todos en ataque, y la embestida final, con Mariano a la cabeza. Y con Casemiro en el banquillo. El todo o nada. Y fue la nada, porque en una contra, Solomon, recién entrado, anduvo midiendo a Lucas Vázquez hasta encontrar el hueco para meterle el estoque al Madrid, que llega a la última jornada exigido. Dos años lleva cayendo en octavos y se percibió como un drama. Caer en la fase de grupos, por primera vez en la historia, elevaría el caso a la categoría de catástrofe.

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