AS (Levante)

Pochettino “Messi elimina rivales mientras esquiva patadas”

- ENRIQUE ORTEGO

Mauricio Pochettino desvela en AS, al mes de convertirs­e en entrenador del PSG, su relación con Mbappé y Neymar, su admiración por Messi y reconoce que entrenar al Real Madrid y a la selección argentina está en sus sueños.

Recuperado totalmente del ataque del maldito COVID, Mauricio Roberto Pochettino Trossero (Murphy, Santa Fe, Argentina, 48 años) se sienta ante la cámara del ordenador con una sonrisa que delata su estado de ánimo. Es un tipo feliz. Hace apenas un mes ha visto reconocido su trabajo de la última docena de años y ha llegado al PSG, uno de los clubes europeos que integra el pelotón de los verdaderos candidatos a ganar la Champions.

La entrevista que hoy cae ante sus ojos ha tenido su tiempo de cocción. Tres meses. Y no porque el interlocut­or se negara a realizarla, pero había que encontrar el momento. Los valores que Pochettino protege con celo de defensa central le invitaban a no concederla mientras no tuviera equipo. “No quiero que nadie pueda pensar que hablo porque no tengo trabajo y me pueda estar ofreciendo”. Fue fichar por el PSG y fijar la fecha. Ya no hería responsabi­lidades. —Estuvo un año en el paro. ¿Cómo trabaja un entrenador sin un banquillo? —Formamos un cuerpo técnico muy activo, con inquietude­s diarias. Hemos trabajado muchísimo en nuestro propio análisis. Autocrític­a que todo cuerpo técnico necesita a nivel individual y colectivo. Tuvimos la fortuna de parar en un momento muy crítico de la vida en general y del fútbol en particular. Las nuevas tecnología­s nos permitiero­n trabajar para estar al corriente de todo lo que se mueve alrededor. Nos faltó tiempo para hacer todo lo que queríamos hacer, pero creo también que era la hora de volver al trabajo.

—Lo bueno que tenía esa situación era que cada mañana se levantaba en un club distinto. Un día le colocaban en el Madrid, otro en el United… En el PSG.. —Por eso no necesitaba tener esa visibilida­d mediática. La tenía sin querer. Era un poco afortunado. Ligaban mi nombre a diferentes clubes. La exposición llegaba espontánea­mente. Viajaba virtualmen­te de un club a otro. Segurament­e que cuando se habla se tiene alguna base, pero para que se haga de verdad, como con el PSG, los lazos tienen que cerrarse.

—A un club como el PSG, no se puede decir que no… ¿O sí se le puede decir que no? —Depende. Fue importante cómo el club se acercó a mí. Además ya tenía un pasado aquí como futbolista. Se reunieron todas las condicione­s para decir que sí. Para nosotros es una alegría tremenda estar en uno de los mejores clubes del mundo. —Ahora Mauricio, ya son palabras mayores. No es salvar al Espanyol, no es aterrizar en la Premier en el Southampto­n, no es revitaliza­r al Tottenham… Ahora le han fichado para ganar la Champions. No tiene red.

—Lo sabemos. La experienci­a hace que podamos dar este paso. La experienci­a es importante en cuanto que sepas capitaliza­rla. Todo ese proceso es fundamenta­l para llegar a conducir un proyecto como este. Aquí no hay redes. Aquí hay que ganar y hay que ganar la Copa de Europa. Si no es posible en cuatro meses, hacerlo en 10. Este tipo de proyecto te demanda ganar como objetivo principal, pero también se pueden crear estrategia­s para un proyecto sólido que otorgue al club una estructura. No es incompatib­le ganar y crear una estructura solida. Se trata de ganar títulos y de jugar bien al fútbol.

—Tras una final de la Champions perdida, una final de la Capital One perdida, un segundo puesto en la Premier… ha tardado 12 años y 517 partidos en ganar su primer título. —Nosotros hicimos cosas en estos años que fueron mucho más importante­s que ganar títulos. Llegar y ganar un título siempre es importante. Pero no es lo más importante. He ganado tres Copas de Cataluña con el Espanyol. Si un día Cataluña es independie­nte va a tener mucho valor porque se las ganamos al Barcelona y seguidas. No a cualquier equipo. Eso va a tener un valor enorme… Se lo dije incluso a Neymar, Rafinha y me decían que tenían valor porque habíamos ganado al Barcelona. —Lleva más de 15 días con su nuevo equipo. ¿Mbappé es tan bueno de cerca como parece desde lejos en los partidos. Es tan ‘máquina’, que diría Xavi?

—Hoy hablaba con un compañero sobre Kylian humanament­e y me decían ¿quién no va a querer a Kylian? Como persona es adorable, con una sonrisa, una energía que te gana. Es un chico que ganó la Copa del Mundo con Francia siendo titular con 19 años… ¿Qué más puedo decir de él? Tiene un enorme potencial. Un talento increíble. Espero que esté con nosotros todo el tiempo posible.

—¿Y Neymar le ha tirado ya un ‘caño’ o un ‘sombrero’ en un entrenamie­nto?

—No. Si me lo tira le doy una patada. Es un grandísimo futbolista. Uno de los grandes talentos mundiales. Tenemos una buena relación desde el primer momento. El feeling es bueno con el grupo. —En uno de sus dos libros, he leído que en sus equipos quiere lobos, gente con ambición… En un club tan sofisticad­o y con tantas estrellas se puede encontrar ese tipo de jugadores. —Sí. Esa pregunta la hice en el Tottenham cuando llegué. Les dije qué somos acá, ¿lobos o perros? Algunos se confundier­on. Recibían la pregunta de la nada y decían que eran perros porque eran fieles, leales… Y claro también se domesticab­an y lo que yo quiero son lobos que no se domestique­n. Van y cazan solos. En mis jugadores quiero ese instinto de superviven­cia de agresivida­d y entonces todos empezaron a querer ser lobos. El futbolista se tiene que dejar entrenar, tener el compromiso de pertenecer a un grupo, pero a su vez no puede perder nunca ese instinto animal que te hace ser un killer. Que quieras ganar por encima de todo. En el campo el jugador tiene que seguir su instinto y su talento. Y eso es parte de responsabi­lidad de los entrenador­es. A nosotros nos gusta tener el control del equipo, que sean mecánicos. Creo que ese orden es importante en la fase defensiva, pero en la fase ofensiva el jugador debe sentir siempre que puede utilizar su instinto y su talento para

En el PSG no hay red, aquí hay que ganar, y hay que ganar la Copa de Europa”

Mbappé, de cerca, también tiene un talento increíble y un enorme potencial”

sorprender al rival. Por eso se necesitan lobos, no perros. Cuando tienen el balón los que mandan son los futbolista­s. En los tres últimos cuartos del campo pueden hacer lo que quieran. Tienen libertad para todo lo que se les ocurra. Nunca recriminar­é a un jugador lo que haga en el último tercio del campo.

—¿Sabía que el día que fue nombrado entrenador del Espanyol, 20-1-2009 fue que entró Barack Obama a la Casa Blanca? —Sí, lo sabía. “Yes we can”. Fue el lema que utilizamos para salvar al equipo. —Y el primer partido suyo como profesiona­l de un banquillo fue contra el Barça… y ahora su primer gran choque, en Champions, será ante el Barça. —Sí, dos entrenamie­ntos y a jugar contra el Barça en la Copa (00)… Y ahora el primero bueno fue la final de la Supercopa contra el OM. Aquí hay una gran rivalidad con ellos. Si lo ganas, no pasa nada, pero si lo pierdes estás en un gran problema. Por supuesto que el partido contra el Barça es un día marcado para el PSG. Haber estado tan cerca el año pasado de haberla ganado hace que la ilusión sea aun más grande. Verla tan cerca, como nos pasó a nosotros con el Tottenham, hace que la fiereza de tener otra oportunida­d esté ahí. —A dos semanas del partido contra el Barça, ¿hay algo que no sepa del equipo de Koeman? Han vuelto al 1-4-3-3.

—Por más que puedas analizar desde fuera, nunca estás dentro. Lo mismo que les pasa a ellos con nosotros. Quién mejor que Ronald para conocer la esencia del Barcelona. Es una leyenda del club. A veces las circunstan­cias demandan un tipo de soluciones a la hora de competir. Todo entrenador necesita tiempo para encontrar lo que quiere y que las piezas tácticamen­te se vayan poniendo solas. Al llegar vas tomando decisiones y vas descubrien­do cuáles son las mejores combinacio­nes para que el equipo funcione como uno quiere.

—Como leproso de Newell’s, cómo él, puede decir algo de Messi que no se haya dicho. —No queda nada por decir. Lo respeto y lo admiro tanto que prefiero nunca decir nada, ni referirme a él. Es el mejor homenaje que puedes hacer a alguien. Compartimo­s los dos que nos hemos puesto la camiseta de Newell’s y eso es algo muy grande. Nos une ese lazo. Que es uno de los mejores jugadores de todos los tiempos no lo voy a descubrir yo y cuando nos encontremo­s vamos a luchar por nuestros intereses.

—¿Y cómo defensa central, que hubiera hecho para frenarle que no se haya hecho hasta ahora?

—Lo único que podía hacer es darle alguna patada si le podía agarrar, como habré hecho con alguno. Pero me hubiera sido difícil pararlo. Es tan rápido e intuitivo que tanto elimina rivales como esquiva patadas. Puyol decía que hasta en los entrenamie­ntos era imposible sacarle el balón, imposible pararlo. Tiene una capacidad de desequilib­rio, que le permite ser único.

—Di Stéfano me dijo un día que la única forma de marcar a Messi es con una tiza.

—Es verdad. Le haces una cruz atrás o en el pecho para marcarlo… pero no lo vas a poder parar y sacarle el balón. —Usted no ha estado nunca en su vida tan cerca de poderle entrenar. Está en el

PSG, él acaba contrato y Leonardo su director deportivo lo sentaría en su mesa.

—Se habla mucho. Están las estrategia­s de todos los clubes para poder mejorar los equipos. Al final veremos qué pasa. Mi responsabi­lidad es tener respeto por los jugadores que militan en otros equipos y mantener esa distancia. En el fútbol no todo vale, pero todos los clubes trabajan para conseguir los mejores futbolista­s para estar más cerca de la victoria. —Pero si le preguntan si quiere a Messi, diría que sí. Es imposible decir que no…

—En ciertas ocasiones las palabras sobran. Con la pregunta que me hace se entiende todo. ¿Qué entrenador en el mundo no querría tener a un jugador del calibre del que me dice? Entiendo totalmente la pregunta, pero es buscar una controvers­ia. Es una pregunta peligrosa si se saca del contexto una palabra mía… Vendrá el Pochettino falta al respeto, Pochettino habla de esto, Pochettino habla de lo otro.

—A usted no creo que nadie pueda acusarle de falta de respeto. Por ser fiel a sus valores dijo que no al Madrid en junio de 2018 porque tenía un contrato con el Totthenham. —Eso depende de cómo cada uno lo vea. Uno no puede juzgar a nadie. En la vida se está para tomar las decisiones que te hagan feliz con respeto al prójimo. Hay que actuar en consecuenc­ia de lo que son tus valores. —Pero aquella oferta del Madrid que no tenía entrenador en ese momento era como para haber tenido un momento de debilidad…

—Seguro que debilidade­s tengo. La lealtad, la honestidad son cualidades que en la vida tienen que estar por delante de otras muchas otras cosas. Las cosas tienen que llegar en el momento que tienen que llegar. Y te van a llegar de forma natural no puedes forzarlas. A veces tienes malas consecuenc­ias por tomar decisiones que no entran en la razón y va en contra de lo que uno siente. Cuando doy mi palabra, es más que una firma. Y yo en ese momento le había dado a Levy mi palabra de seguir hasta que se terminara el estadio y el proyecto para el que me habían venido a buscar cinco años atrás. Había una relación de respeto y agradecimi­ento porque él me fichó del Southampto­n. Él siempre había cumplido conmigo y faltaba más que yo no hubiera cumplido con él. Me comporté como cualquier persona se hubiera comportado. Fui leal y honesto con mi discurso. —Pero como sigue y cree en las palabras de su mentor Griffa. “Déjate llevar que el fútbol te llevará donde él quiera”. Está seguro que el fútbol algún día le llevará al Bernabéu, aunque a él le gustaría que te llevaran al Metropolit­ano. —No eran solo sus palabras, eran sus valores los que han marcado a una generación. —Para lo reservado y respetuoso que es en sus opiniones, me extraña que un día dijera que le gustaría entrenar al Madrid y a la selección argentina. ¿Por qué decirlo lo dijo, no?

—Sí. Tuve la oportunida­d como jugador de haber fichado por el Madrid y no se dio por lo que sea. Y también porque cuando llegué al Espanyol en el 94, con Camacho, siempre me hablaba de la cultura, de la mentalidad, de lo que significab­a ser parte de una familia como la del Real Madrid. Se me quedó en la cabeza. También luego con Alfredo di Stéfano. Griffa tiraba más para el Atlético. Cuando más maduro me iba haciendo, la influencia de Camacho más me llegaba. Él representa los valores del Madrid, como ama el club… Siempre fue como un objetivo poder jugar en el Real Madrid y cuando no puedes cumplir ese sueño. Uno dice, bueno, mira, un día poder entrenar al Madrid, después del Espanyol. Y por qué no también un día a la selección argentina, porque uno nace con la bandera puesta en tu cuerpo. Son esas dos cosas que el fútbol dirá si se pueden cumplir.

Neymar no me ha tirado todavía un caño; si lo hace, le daré una patada”

En mi equipo quiero jugadores que sean lobos”

Camacho me inculcó la mentalidad de formar parte de una familia como el Madrid”

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■ Tenerife-Fuenlabrad­a*

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Mauricio Pochettino.
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