El sueño, aun sin Copa, sigue vivo

La Copa del Rey volvió a ser cruel con el Granada. Hace un año se quedó a nueve minutos de jugar la final. Anoche tuvo al Barça en la lona hasta el 92’ y estuvo a punto de repetir hazaña y colarse de nuevo en la semifinal. La derrota escuece mucho en Los Cármenes porque el gran sueño de jugar una final estaba de nuevo ahí, muy cerquita. La eliminación, eso sí, no reduce lo más mínimo el tremendo mérito de este equipo de autor diseñado por Diego Martínez al que no doblan la rodilla ni el coronavirus (acumula más de una decena de positivos en la plantilla) ni las lesiones ni un calendario terrorífico (35 partidos oficiales suma a estas alturas).

El técnico gallego, en un ejercicio sublime de optimización de recursos, ha construido un equipo que compite bajo cualquier circunstancia y derrocha hambre, oficio y corazón. Hará bien el club en volcar toda su energía para tratar de lograr la renovación de Diego Martínez, la bandera y líder indiscutible de un proyecto que no ha dejado de crecer bajo su mando. No será fácil. Su trabajo estos tres años ha sido impecable y no ha pasado inadvertido. De su mano, el Granada lleva tres años pulverizando registros y reescribiendo su propia historia. El reto ahora es mantener vivo el sueño en la Europa League y reafirmar su presencia en el vagón de los mejores también en la Liga.