“Las críticas no me hacen daño, pero mi familia sufre”
Mouctar Diakhaby (Vendome, Francia, 1996) atiende nuestra videollamada con su hijo queriendo saludar a la cámara. Responde con pausa y en un digno castellano: “Aprenderlo era una obligación por respeto y para integrarme”. Se considera “mejor profesional” que cuando llegó hace tres años y sabe que ha “cometido errores”.
—¿Entiende las críticas? —Sí y no. Lo importante para mí no son las críticas, sino lo que piensa mi entrenador. Las críticas son parte del fútbol. Sin crítica no hay fútbol. Las críticas a mí ya no me hacen daño, pero mi familia sí sufre. —¿Y las comparte?
—Hago autocrítica. Soy muy exigente conmigo mismo. —¿Algún partido lo ha jugado con miedo al error?
—Miedo es una gran palabra. Pero sí diría que juegas con menos confianza. Y la confianza en el fútbol es muy importante. Cuando tienes poca, puedes cometer más errores. —¿Qué es lo que más le ha dolido de lo que se ha dicho? —No sé muchas críticas de las que me hacen, porque veo la televisión francesa y no sé lo que aquí se dice. Pero cuando tienes a la familia lejos y escuchan cosas que se dicen, a ellos les duele más, claro. El año pasado sí me llegó que dijeron que había hablado con el míster y que había llorado viendo vídeos de mis errores. —¿Y lloró?
—Hay un hombre que habló, al cual no conozco (Pichi Alonso), que dijo eso. Eso me dolió por mi familia, que me llamó preocupada diciéndome: ‘¿Qué ha pasado? ¿Por qué lloras? ¿Estás bien?’. Yo no sabía de qué
El central confiesa cómo se siente al estar en el ojo del huracán por sus fallos desde que llegó a Mestalla.
me hablaban; lo que se decía era falso.
—Aquello fue tras el confinamiento, tras un penalti que cometió contra el Levante, que se sumó a los que había cometido contra la Atalanta. —Fue el peor momento de mi carrera, con diferencia. Me salieron varios partidos mal. Cometí errores seguidos, varios penaltis… tampoco tenía la confianza del míster (Celades). Pero no soy de los que se hunden, sino de los que se levantan. Sé que tengo potencial. —¿Y Javi Gracia?
—Él sí me da mucha confianza. —Alterna partidos buenos con otros con errores, ¿por qué? —Cuando jugamos contra grandes equipos, casi siempre hago buenos partidos. Pero tengo que concentrarme más contra equipos que son parejos o inferiores, quizás tengo tendencia a relajarme y eso es un error que debo solucionar. Tengo que estar más preparado en estos partidos e intento arreglarlo, es lo que me falta para dar un salto en mi carrera. —¿Ha tenido que trabajar la colocación de los brazos para evitar penaltis por manos? —Sí, mucho. Yo dejaba mis brazos sueltos, no los controlaba y como soy grande… Ahora tengo más cuidado con eso, porque se pita todo. Siempre que me han pitado manos fueron sin querer. Eso, poco a poco, lo he ido arreglando. Miro en vídeo los errores que cometo tras cada partido. —¿Nota que se exagera más ahora que no hay público para ver si se engaña al árbitro? —Un poco, sí. Te diría que es cosa de la Liga española. Aquí se exagera más y los árbitros pitan más que en otros países. Llevo tres años y me he acostumbrado. Los delanteros abusan, pero el fútbol es así. Me enfada cuando se exceden.
Diakhaby