“En el Rayo aún no se ha visto al Yacine del Elche”
El delantero regresó al once contra el Alcorcón y voló para marcar su segundo gol en Liga. Ya asoma su mejor versión...
Yacine Qasmi (Pontoise, Francia, 1991) vivió el derbi de Santo Domingo como una catarsis. Volvió a la titularidad dos meses después y redondeó su gran actuación con un gol. Trabajo y autocrítica son sus herramientas para seguir creciendo. Hoy se medirá al Sporting, en cuyo filial jugó la temporada 2013-14.
—Los triunfos ante Zaragoza y Alcorcón han sido sanadores. —Lo más difícil de las malas rachas es salir de ellas y nosotros lo hemos hecho. A nivel de juego no éramos tan vistosos ni como el Rayo del principio, pero teníamos ocasiones y algún fallo en los minutos iniciales por el que remar a contracorriente. —Ahora vienen dos pesos pesados: Sporting y Almería. —Por nuestra filosofía nos viene mejor enfrentarnos a rivales que también quieran jugar y nos dejen espacios. Hay que asegurar el playoff y si tenemos la oportunidad de escalar no la dejaremos pasar...
—¿Cómo está en lo personal? —Bien. Cuando no estaba jugando intentaba ayudar, si tenía que entrar tres minutos lo hacía. No soy de los que pone mala cara por eso. Estos meses he trabajado más y ahora estoy recogiendo los frutos. —¿Cómo gestiona un delantero ese tiempo sin marcar?
—A nivel de goles, desde que estoy en el Rayo, los números son horrorosos, pero lo llevo bien. Del partido del Alcorcón, incluso sin marcar, me hubiera ido con una sensación muy buena. Me sentí muy cómodo. Aquí aún no se ha visto al Yacine del Elche, pero en Santo Domingo me noté a un nivel parecido y eso me ha liberado más que el gol. Ahora tengo que mantener ese listón. —Tras su doblete copero al Haro dijo que afrontaba 2021 con mentalidad renovada... —El año 2020 fue horroroso. No voy a culpar a la pandemia, ni al cambio de club… La culpa es mía. El primero que se enfada si no marca soy yo. La autocrítica está bien para mejorar. No voy a decir que 2021 está de maravilla, pero algo ha mejorado.
—¿En algún momento se arrepintió de venir al Rayo?
—No. No me arrepiento de nada. Las cosas no me han salido del todo bien, pero no voy a rendirme. El pasado mercado invernal le dije a mi representante que no iba a salir. Vine a demostrar lo que tengo. —Hábleme de su golazo contra el Alcorcón...
—Cuando vi a Advíncula arrancar confié. Y nada más ver salir el balón, pensé que era mío, llegué a toda leche y cabeceé. Lo celebré con él porque la jugada es suya. Para marcar necesito a quien me dé el pase, no soy Messi ni Cristiano. El gol fue un 70% de Lucho. —¿Qué significó su celebración? ¿Mandó callar? —¡Era por un reto! No estaba dirigido a nadie. Si alguien se ha ofendido es que igual ha hablado mal… —¿Qué papel juega la familia? —Si me tienen que poner los pies en la tierra, lo hacen. Y si me tienen que animar, también. La gente no sabe los sacrificios que han hecho mis padres para que esté aquí.
—Priorizaron su educación. —Mi padre me dejaba jugar al fútbol si estudiaba. Me saqué una carrera, contabilidad financiera de empresa, y me confesó que había ido más lejos de lo que esperaba. Se me daba bien. —¿Y cuántos idiomas domina? —Hablo cuatro (español, francés, árabe e inglés) y perdí el quinto (alemán) por no practicarlo.
—¿Qué recuerda del PSG?
—Entré con 9 años y estuve hasta los 21. Debuté con 19 en la Europa League con el primer equipo y era un fijo en los entrenamientos. Lo veía como algo normal y no lo era. Creí que había llegado, que era uno de ellos y no es verdad. En el mundo del fútbol muchas veces perdemos la percepción de la vida real. Cada año veía que no renovaban a muchos amigos. —De ahí se marcha al Rennes. —Firmé para el primer equipo, pero no entraba en los planes del entrenador. Fue la peor cara de la moneda. Me ponía de lateral derecho siendo zurdo. En invierno le pedí jugar con el filial. —Luego pasa por Getafe B, Sporting B, Sestao River, Compostela, Alcoyano, Mérida, Melilla y Elche.
—Con el Sporting B fue raro: metí cinco dianas, pero di 17 palos. Con el Melilla marqué un gol de penalti al Real Madrid en Copa. Ahí se fijaron más en mí. —Ese trasiego lejos de casa… —Hay sacrificio en la vida de un futbolista. Vivo solo en otro país, con otra cultura y lengua. He perdido a mis dos abuelas y mi abuelo y no he podido ir al entierro, no veo crecer a mis sobrinas... Somos humanos.
Qasmi
PSG “Entrenaba con el primer equipo, creí que había llegado y no era verdad”