AS (Levante)

Sale de la lámpara

Marcelo volvió a ser titular ● Impresiona­nte granizada en la segunda mitad ● El Eibar no levantó la voz en Valdebebas

- REMATES 29ª JORNADA

REAL MADRID Benzema Asensio Lucas Vázquez Isco Casemiro Modric Rodrygo Militao Vinicius Marcelo

Total

EIBAR

Diop

Inui Sergio Álvarez Bryan Gil Arbilla Kike García Pozo

Total

PUERTA 3 3 1 1 0 0 1 0 0 0 9

2 2 0 0 0 0 0 4

FUERA 2 0 2 1 2 2 0 1 1 1 12

1 0 1 1 1 1 1 6 y sólo tenía ojos para el ataque. Quedó, pues, un partido de una sola dirección, uno de tantos de este Madrid de dominio pausado y ocasiones espaciadas. Demasiado espaciadas a veces. Un cuarto de hora después del momento Benzema (y de un posible penalti a Casemiro), Asensio estrelló un lanzamient­o de falta en el larguero en posición escorada. Sorprende que con esa zurda aún no haya decidido qué quiere ser de mayor. Mejoró la tarea poco después al convertir de tacón un mal remate de Isco en obra de arte. La pieza no llegará a los museos porque estaba en fuera de juego de medio metro.

A la tercera fue la vencida. Casemiro perdió y recuperó el balón en la misma décima de segundo y le mandó un pase profundo al balear, que se limpió con el control de exterior a Arbilla y resolvió de remate colocado con una elegancia incomparab­le. Ahora sólo cabe

■ Levante-Huesca

■ Granada-Villarreal

■ Real Madrid-Eibar

■ Osasuna-Getafe

■ Alavés-Celta

■ Elche-Betis

■ Cádiz-Valencia

■ Sevilla-Atlético

■ Barcelona-Valladolid

■ Real Sociedad-Athletic esperar a que a esa estética le acompañe la ética, porque no hay en la plantilla futbolista con mejores atributos que él.

El gol explicaba bien la primera parte del Madrid, que aunque superior no se comportó como merece su situación. De aquí en adelante, empatar es morir y no lo parece. Para su confort, el Eibar, un equipo suele ir al grano, acudió sólo en calidad de oyente.

Y lo que no habían cambiado los guipuzcoan­os lo cambió la meteorolog­ía. De un momento a otro se desató el temporal sobre Valdebebas. Lluvia torrencial y un ventarrón favorable al Eibar que le metió en el partido. También suele ocurrirle a este Madrid, cuyas ventajas se miden en milímetros. El primer indicio fue una cesión sencilla de Lucas Vázquez a Courtois. La pelota surfeó sobre la hierba y el belga sólo pudo evitar el suicidio metiendo su pie izquierdo a un palmo de la línea de gol. Y entonces el equipo de Mendilibar se sintió en casa.

Así lo entendió también Zidane, que fue metiendo titulares (Kroos, Vinicius) y vitaminas (Rodrygo, Arribas). Una reacción con efecto inmediato. La primera acción de Vinicius culminó con un centro preciso que cabeceó Benzema a la red. El lance dejó algunas evidencias: que el francés está imparable (siete partidos seguidos marcando, su mejor racha de siempre), que el brasileño está cogiendo temple y que los desencuent­ros entre ambos han tocado a su fin. De sociedad imposible a sociedad probable. El resto sólo sirvió para que Arribas, en la insólita plaza de carrilero izquierdo, siguiese llamando la atención. Fin del llano y comienzo de la altísima montaña.

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